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EFE-FORT HOOD
Con la base militar más grande de EEUU como telón de fondo, el presidente de ese país, George W. Bush, advirtió ayer en un nuevo ultimátum que el mundo «ha hablado con una sola voz» para exigir el desarme a Irak u obligarle a ello por la fuerza. En una salida fuera de su rancho en Crawford (Texas), donde sigue de vacaciones, Bush repitió sus razonamientos para una posible segunda intervención militar de su país en el golfo Pérsico desde 1991, al asegurar que el gobernante iraquí, Sadam Husein, representa una amenaza que EEUU no desatender.

Retomando su lenguaje belicoso, Bush dijo que Sadam Husein debe cumplir con sus obligaciones para declarar y eliminar sus supuestas armas químicas, biológicas y nucleares, pero que ha optado por seguir desafiando las resoluciones de las Naciones Unidas. Bush ha restado credibilidad a informes del propio jefe de inspectores de armas de la ONU, Hans Blix, acerca de que Bagdad coopera con ellos en las labores logísticas y de acceso a las instalaciones supervisadas, reiterando que Irak mintió en el pasado.

Al dirigirse a los soldados que posiblemente sean desplazados a la región, Bush aseguró que EEUU sigue prefiriendo la vía pacífica para resolver su conflicto con Irak, pero está «listo y preparado» para emprender una lucha, «no para conquistar a nadie, sino para liberar a un pueblo». «Diferentes circunstancias requieren estrategias diferentes, desde las presiones diplomáticas hasta las posibilidades del uso de la fuerza» para proteger al pueblo estadounidense, a sus amigos y aliados de una «violencia catastrófica», manifestó.

A los comentaristas no les ha sorprendido que Bush escogiese Fort Hood, lugar de fuerte tradición militar, como sitio simbólico para lanzar otro ultimátum a Husein. Unos 25.000 soldados partieron hace más de un decenio desde esta base hacia el golfo Pérsico. Estados Unidos acusa a Irak de desarrollar armas de aniquilación masiva y fomentar el terrorismo, mientras que el Gobierno de Bagdad sostiene que Washington utiliza esta crisis como pretexto para invadir el país y controlar su petróleo.