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Los líderes de la UE comienzan hoy en Bruselas una reunión clave de la que depende en buena medida el final del proceso de unificación del continente europeo iniciado en 1989 con la caída del Muro de Berlín. Los Quince se han dado cita en una cumbre extraordinaria de dos días para discutir los aspectos financieros de la inminente ampliación de la Unión a diez países ex comunistas de Europa central y oriental, y a las islas mediterráneas de Chipre y Malta.

La cumbre de Bruselas se sitúa a sólo siete semanas del previsto final de las negociaciones de adhesión que mantienen con la UE diez de los doce países candidatos desde 1998 y 2000. Los diez candidatos -Polonia, la República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Chipre, Lituania, Letonia, Estonia y Malta- esperan convertirse en miembros plenos del club europeo en 2004, y para ello han recibido ya el aval de la Comisión Europea, a pesar de su insuficiente estado de preparación.

Como siempre que los Quince se reúnen para hablar de dinero, la cumbre de Bruselas se anuncia tortuosa y agitada. La perspectiva de que el encuentro acabe sin acuerdo no debe, sin embargo, descartarse habida cuenta de las diferencias que separan todavía a los dos grandes rivales que se enfrentan en la cuestión central de las ayudas agrícolas directas. Francia y Alemania, la pareja sin la cual nada se mueve en la Unión, conservan la llave del éxito de este Consejo Europeo que presidirá el primer ministro danés, el liberal Anders Fogh Rasmussen.