Bush se reunió ayer con miembros del Congreso.

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La administración Bush y algunos de sus aliados han hecho gestiones para persuadir a Sadam Husein de que renuncie a la presidencia de Irak y se exilie, pero han fracasado, afirmó ayer el diario USA Today. La primera gestión se produjo en agosto, cuando «el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar sugirió a Sadam que considerara la dimisión para evitar una guerra devastadora con Estados Unidos», añadió el periódico, que citó como fuente a «tres diplomáticos árabes».

«Furioso, Sadam pidió a los diplomáticos árabes que se fueran», añadió. La gestión «fue parte de una estrategia para ver si Sadam, enfrentado con una derrota y posible muerte en una invasión estadounidense, seguiría los pasos de otros dictadores que han huido al exilio», según USA Today. Según el diario USA Today, algunos funcionarios de la administración Bush «han dejado claro esta semana que podrían aceptar un exilio de Sadam como alternativa a la guerra. Pero la administración estadounidense no quiere aparecer como la que originó la idea», por temor de que esto acabe con toda «posibilidad de que Sadam la acepte», añadió.

Mientras, y tras las repetidas denuncias de politización de su campaña contra Irak, el presidente Bush pidió ayer unidad nacional para afrontar la «amenaza urgente» que supone el régimen de Sadam. Bush anunció que se está cerca de un acuerdo para que el Congreso apruebe una resolución que le autoriza a usar la fuerza contra Irak, un país al que acusa de tener vínculos con el terrorismo internacional.

«Estamos cerca de un acuerdo y pronto hablaremos con una sola voz», afirmó Bush en una breve intervención en la Casa Blanca tras reunirse con un grupo de congresistas republicanos y demócratas que apoyan su política sobre Irak. «Todos nosotros y muchos otros en el Congreso estamos unidos en nuestra determinación de afrontar una amenaza urgente a Estados Unidos. Con la aprobación de esta resolución enviaremos un mensaje claro al mundo y al régimen iraquí», añadió.