La policía escolta a uno de los detenidos en Karachi.

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El Gobierno de EE UU respiró aliviado por la captura en Pakistán de Ramzi Binalshibh y de otras 10 personas, quien alardeó de haber planificado los atentados, y la detención en Buffalo (Nueva York) de cinco supuestos integrantes de la red Al Qaeda, justo cuando se cumplió un año de los atentados que causaron más de 3.000 muertos.

El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, explicó ayer que esos cinco detenidos, estadounidenses de origen yemení, recibieron entrenamiento con armas en un campamento en Afganistán, aunque no hay constancia de que estuvieran planeando un atentado en Estados Unidos.

En ese campo de entrenamiento estuvo John Walker Lindh, el estadounidense capturado que luchó con el Talibán afgano, y también en ese lugar pronunció en una ocasión un discurso antiestadounidense de Osama Bin Laden, supuesto responsable máximo de los atentados contra EE UU.

Los cinco supuestos miembros de Al Qaeda, cuya detención se conoció la noche del viernes, serán acusados de ofrecer «apoyo material» a los terroristas, cargos por los que pueden ser condenados a penas de hasta quince años de cárcel, indicó en la rueda de prensa Larry Thompson, subsecretario de Justicia.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, calificó ayer a Binalshibh como «uno de los planificadores y organizadores de los atentados del 11 de septiembre que mataron a miles de personas» y aseguró que, «uno a uno, estamos atrapando a los asesinos». «Somos incansables, somos fuertes y no vamos a parar», afirmó Bush.