George Bush tuvo ayer una jornada de contactos con dirigentes de otros países en busca de apoyo al ataque.

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EFE-LONDRES/WASHINGTON Decidido a que Washington no se quede solo si hay guerra en Irak, el primer ministro británico, Tony Blair, ha reconocido que su país está dispuesto a pagar con sangre esa «relación especial» que mantiene con Estados Unidos.

Blair asegura que «no apoyaría a EE UU si creyera que hace una política equivocada»; cree que la guerra es, a veces, «inevitable», y promete, en fin, que los británicos estarán al lado de los americanos si «empiezan los tiros». El primer ministro hizo estas declaraciones en una entrevista a la BBC.

La frase del «pagar con sangre», fue, a decir verdad, inducida por el entrevistador de la BBC, quien le pregunta al primer ministro: «¿Reconoce usted que uno de los elementos de la relación especial con los americanos es que el Reino Unido esté dispuesto a comprometerse mandando tropas, esto es, a pagar con sangre?».

A lo que Blair contesta: «Sí. Y lo que es importante, además, es que en momentos de crisis ellos (por EE UU) sepan que no sólo cuentan con nuestras expresiones de apoyo y simpatía ... Lo que necesitan saber es: «¿Están ustedes dispuestos a comprometerse; están listos para estar ahí cuando empiecen los tiros?».

Por otra parte, en un intento de reducir la oposición internacional a su belicosidad contra Sadam Husein, el presidente Bush comenzó ayer su campaña de discusión con dirigentes extranjeros de su política hacia Irak. Bush habló ayer por teléfono con los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; Francia, Jacques Chirac, y China, Jiang Zemin, a quienes explicó los motivos que le han llevado a aumentar el tono contra Irak a menos de dos meses de las elecciones legislativas de EE UU.

La Casa Blanca reconoció que los tres presidentes dieron a Bush «sus propias ideas» sobre Irak, pero evitó decirlas porque «les corresponde a ellos».