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EUROPA PRESS-BUENOS AIRES El Gobierno argentino consideró ayer que son «brutales» las cifras oficiales sobre el nivel de ingresos, donde el 53 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza. «Argentina está fuera de quicio desde hace mucho tiempo. Las cifras conocidas ayer son brutales. Pero muestran una realidad que se debe revertir. La medición es de mayo, por lo que las cifras futuras pueden ser peores porque la inflación creció», advirtió el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández. Según el índice difundido por el Ministerio de Economía, 5'2 millones de personas se convirtieron en pobres entre octubre y mayo pasados, el período más catastrófico de la crisis argentina.

El presidente Eduardo Duhalde gobierna desde enero, después de la dimisión de Fernando de la Rúa y de su efímero sucesor, Adolfo Rodríguez Saá. Apenas asumió el gobierno dispuso la devaluación del peso que disparó un proceso de inflación (más del 35 por ciento) después de 11 años de estabilidad. Por su parte, Fernández se quejó de que se achaque a Duhalde la responsabilidad de que Argentina se haya convertido en lo que describió como «una fábrica de pobres». «Eso es injusto. Duhalde es presidente, pero tomó un país con una situación grave. En 1998 había un 27 por ciento de pobreza y el año pasado la cifra ya ascendía a 44 por ciento», señaló. El secretario de Duhalde también destacó que el actual Gobierno aumentó el gasto social al 77 por ciento del presupuesto total del Estado. «Esto no arregla nada, pero es un dato indispensable para pelear», dijo.

Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) analiza reprogramar el vencimiento de 2.765 millones de dólares que Argentina debe cubrir en septiembre, ante las demoras en alcanzar un acuerdo de asistencia financiera que amenazan con complicar el panorama político y económico del país suramericano, según informaron ayer fuentes del Gobierno de Eduardo Duhalde. El ministro de Economía, Roberto Lavagna, dialogó con el jefe del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, Anoop Singh, a cargo del caso argentino, y en esa conversación surgió la posibilidad de volver a postergar los pagos de deuda, para evitar que Argentina caiga en default con el organismo de crédito.

El Gobierno de Duhalde aspiraba a cerrar un acuerdo con el FMI antes de fines de agosto. Hace una semana envió su carta de intención, con las metas prometidas en caso de llegar al entendimiento. Singh explicó a Lavagna que la respuesta oficial a la carta de intención no se conocerá hoy , como estaba previsto, sino que se demorará por lo menos un semana. Este hecho refleja las dudas generadas entre los técnicos del FMI por las propuestas del gobierno argentino. Además, Singh aclaró a Lavagna su malestar por dos leyes sancionadas hace una semana por el Parlamento que benefician a los deudores y perjudican a los bancos.

El FMI no quedó conforme con el plan monetario presentado en la carta de intención y exige una medida concreta para detener la salida de depósitos bancarios congelados a partir de amparos judiciales. Si el sistema financiero no deja de perder fondos antes del 31 de agosto, se entrará en riesgo de un proceso hiperinflacionario y se complicaría cualquier plan sostenible, dijo Singh. Si en definitiva se postergan los vencimientos de septiembre, el Gobierno de Duhalde ganará un mes para continuar con las negociaciones.