George Bush de regreso a la Casa Blanca después de su sesión de ejercicio diario.

TW
0
EUROPA PRESS-CHARLESTON El presidente estadounidense, George W. Bush, subrayó ayer su voluntad de eliminar las amenazas que representan «los peores dirigentes del mundo con las armas más peligrosas del mundo». «Nosotros responderemos con determinación defendiendo la libertad sea cual sea el coste. Y ésto quiere decir que lo podemos dejar que los peores dirigentes del mundo chantajeen a Estados Unidos, a sus aliados y a sus amigos con las peores armas del mundo», declaró Bush, añadiendo que es indispensable también combatir a «los que piensan aliarse con los grupos terroristas». «De ello depende nuestro futuro y tenemos que utilizar nuestro poder y nuestra riqueza para que el siglo XXI sea un siglo de paz, de esperanza y de libertad», añadió el presidente.

Por otra parte, y en concordancia con las últimas declaraciones de Bush, EEUU sigue estudiando cómo acabar con el régimen de Sadam Husein en Irak, según insistentes informaciones filtradas a la prensa, la última de las cuales apunta a un plan de 'ataque relámpago' centrado en Bagdad para controlar más fácilmente el país. «The New York Times» informó ayer que el Pentágono analiza una intervención dirigida a tomar el control de la capital iraquí y de otros puntos estratégicos para conseguir dominar el país de «adentro hacia afuera».

Se trata de garantizar «la toma de Bagdad y de uno o dos centros de comando claves y depósitos de armamentos, primero, con la esperanza de aislar a los gobernantes, causando el colapso rápido del gobierno». «No voy a especular sobre algo que tiene que ver con el trabajo de los militares», manifestó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Air Fleischer, quien consideró que «hay muchas historias circulando y alguien, en algún sitio (...), que piensa que sabe algo».

Para algunos expertos, esta sucesión de informaciones se origina en el propio Gobierno, interesado en lanzar globos sonda a la opinión pública para saber cómo reaccionaría ante una operación militar en Irak al tiempo que continúa la presencia en Afganistán. No obstante, intencionadamente o no, la administración ha dado carta de autenticidad a algunas informaciones, después de que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ordenara una investigación al FBI sobre las filtraciones del Pentágono a la prensa.

Rumsfeld volvió a expresar ayer su enfado y manifestó en rueda de prensa que «lo que hacen (los periodistas) es escribir historias que cuadran con lo que ellos piensan que puede ser una buena historia». También desde el Departamento de Estado se rechazaron las especulaciones en torno a una reedición de la operación Tormenta del Desierto, comandada hace una década por George Bush padre.