Bush selló el acercamiento a Rusia y arregló a medias sus disputas con Europa.

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JAIME CASTILLO-ROMA La «Declaración de Roma», suscrita en una histórica ceremonia por los jefes de Estado o de Gobierno de los 19 países de la OTAN y el de la Federación Rusa, Vladimir Putin, dio carta de naturaleza al organismo considerado por todos símbolo de una nueva era. «Se ha abierto una nueva página», subrayó Putin en la conferencia de prensa con la que se cerró la cumbre, en la que el secretario general de la OTAN, George Robertson, habló del «triunfo de un renovado espíritu de comprensión y confianza». El recién estrenado Consejo fue recibido con entusiasmo por todos los mandatarios reunidos en la base militar de Pratica di Mare, 30 kilómetros al sur de la capital italiana, rodeados por un dispositivo de seguridad sin precedentes.

La amenaza terrorista que ha obligado a redoblar la vigilancia de las grandes cumbres internacionales es también el punto de partida del texto fundacional del nuevo orden internacional de la defensa. «En el comienzo del siglo XXI vivimos en un mundo nuevo, caracterizado por estrechas interdependencias, con desafíos y amenazas sin precedentes, que requieren respuestas cada vez mas unitarias», señala el documento. A partir de esta significativa introducción, la «Declaración de Roma» establece los mecanismos de funcionamiento del nuevo Consejo OTAN-Rusia y especifica sus ámbitos de actuación.

La «estructura a veinte» de la Alianza estará presidida por su actual secretario general, George Robertson, y se reunirá dos veces al año con los ministros de Exteriores y de Defensa, mientras que los jefes de Estado o de Gobierno se encontrarán cuando lo aconsejen las circunstancias. Al menos una vez al mes se celebrará una reunión de embajadores, a la vez que se establece la posibilidad de que cualquiera de los países miembros puedan convocar por iniciativa propia las citas extraordinarias que se estimen oportunas.

Dado que Rusia tendrá en el nuevo Consejo voz y voto, pero no derecho de veto, el principio que regulará las relaciones en los asuntos de cooperación será el del consenso, «a partir de un diálogo político constante». La prevista ampliación de la OTAN a los países del Este se perfila como uno de los escollos sobre los que Rusia se muestra más reacia, como reconoció ayer el propio Putin, quien, sin embargo, se apresuró a destacar que en la actualidad «pesan más» los aspectos que unen que los que separan. Uno de los asuntos que unen es la lucha contra el terrorismo, que está en la base del nacimiento del nuevo organismo de coordinación y que ocupa un lugar preferente en la «Declaración de Roma». El primer compromiso en este campo que se marcan los nuevos «aliados» es el de evaluar conjuntamente la amenaza terrorista a la que están expuestas las fuerzas de paz desplegadas por la OTAN y Rusia en los Balcanes. Por otra parte, líderes de países de la Alianza Atlántica expresaron ayer preocupación por el clima de enfrentamiento entre la India y Pakistán y pidieron moderación a sus respectivos Gobiernos.

En la rueda de prensa final, el secretario general de la OTAN, George Robertson, confirmó que el asunto había sido tratado por los líderes e hizo un llamamiento expreso, secundado por Putin, a los Gobiernos de la India y Pakistán, a los que dijo que «invitamos a que hagan bajar la escalada, que respeten sus obligaciones hacia el mundo y resuelvan sus problemas pacíficamente». Las palabras de Robertson fueron llamativas porque no es habitual que la OTAN se pronuncie acerca de conflictos que suceden fuera de la región del Atlántico Norte. Mientras, el presidente español, José María Aznar, defendió ayer en Roma la necesidad de transformar «urgentemente» la OTAN para hacer frente a las amenazas derivadas del nuevo contexto internacional y del «riesgo extremo» que a su juicio suponen los nacionalismos excluyentes y el terrorismo. «Creo que la OTAN es un instrumento fundamental y procede acometer su transformación urgentemente para hacer frente a las nuevas amenazas y los nuevos riesgos», manifestó Aznar durante su intervención en la cumbre.