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EFE/FRANCE PRESS Yaser Arafat salió ayer de Ramala, por primera vez desde diciembre pasado, para evaluar la situación en otras ciudades de Cisjordania, mientras distintas milicias armadas exhortaron a acrecentar la lucha armada contra Israel ante la negativa del Likud a crear un Estado palestino. En su primera visita fuera de la capital administrativa de Cisjordania, tras el asedio al que estuvo sometido por el Ejército israelí, Arafat eligió las ciudades de Belén, Jenín y Naplusa por ser las más castigadas por la ofensiva militar israelí.

Aclamado por más de 1.500 personas en la sede de la Gobernación de Jenín, el líder de la ANP no pudo visitar el campo de refugiados de la ciudad, donde los palestinos y algunos observadores internacionales sostienen que el Ejército israelí perpetró una «masacre». Fuentes de la Policía palestina dijeron que la visita del «rais» al campo de refugiados fue cancelada en el último momento por motivos de seguridad, ya que entre los escombros aún hay numerosos explosivos que no han sido detonados y milicianos armados de oposición.

El diputado Jamal Al Shati aseguró que otro de los motivos fue el numeroso público que, indignado, se había concentrado en las inmediaciones del campo para mostrar a su presidente la devastación y exigirle respuestas y ayuda económica. Pero el líder palestino pudo presenciar la gran destrucción que el Ejército israelí causó en el corazón del campo de refugiados -totalmente arrasado por excavadoras- primero cuando su convoy se acercaba al lugar y después desde el helicóptero jordano que le trasladó de una ciudad a otra. Arafat llegó a Jenín procedente de Belén, donde visitó la Basílica de la Natividad y fue recibido por varios centenares de palestinos que veían a su presidente por primera vez desde finales de 2000.

La visita a la Basílica donde la tradición sitúa el nacimiento de Jesús transcurrió bajo un férreo dispositivo de seguridad, ante el temor a un posible atentado contra el «rais» por aceptar la deportación de 13 de los milicianos que se había refugiado en ese recinto religioso durante el asedio israelí. La última escala fue la más populosa de las ciudades de Cisjordania, Naplusa, donde en declaraciones a la prensa Arafat, sorprendido, se limito a decir: Todo es una completa destrucción, no sé que decir».

La gira del líder palestino coincidió con una resolución aprobada horas antes por el bloque de derechas Likud que preside el primer ministro israelí, Ariel Sharon, para impedir la creación de un Estado palestino como solución al conflicto de Oriente Medio. «El Estado palestino se creará no importa quien lo acepte o quien lo rechace», aseguró Arafat, quien agregó que la resolución del Likud representa «la completa destrucción de los acuerdos de Oslo». Los ministros de Exteriores de la UE decidieron ayer, por su parte, seguir estudiando a nivel técnico el destino de los 13 palestinos refugiados temporalmente en Chipre para poner fin al asedio israelí de la basílica de la Natividad de Belén, y se han dado de plazo para ello hasta el final de la semana. Seis países, España, Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y Bélgica, mostraron su disposición a acoger a parte de los ciudadanos palestinos afectados, pero es posible que en el curso de la semana otros países reconsideren su posición.