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FRANCE PRESS-EFE El Gobierno argentino pasó ayer una difícil prueba en el mercado cambiario y logró contener al dólar en una cotización cercana a los tres pesos frente a quienes durante la semana pasada pronosticaron una escalada del billete verde. Los bancos y casas de cambios que actúan por cuenta y orden del Banco Central de la República Argentina (BCRA) cerraron con un dólar 2'90 pesos para la compra y 3'00 pesos para la venta, frente a 3'30 pesos que llegó a pagarse el pasado 19 de abril, antes de la feria bancaria y cambiaria que terminó ayer. La jornada sin sobresaltos en el sistema cambiario dio un respiro al presidente Duhalde, durante cuyo Gobierno, que empezó el uno de enero pasado, el peso perdió casi dos tercios de su valor.

Aunque ayer no se repitieron las interminables colas de clientes para adquirir dólares, volvieron las manifestaciones de ahorradores frente a los bancos para reclamar la devolución de sus depósitos. Entretanto, el nuevo ministro de Economía, Roberto Lavagna, elabora otro plan para canjear depósitos por bonos. La apreciación del peso y la normalización de la actividad bancaria apenas llevó alivio al Gobierno de Eduardo Duhalde, que apura la redacción de un nuevo plan para canjear por bonos los depósitos bloqueados desde diciembre pasado para conjurar la creciente incertidumbre sobre el futuro de Argentina.

Roberto Lavagna confirmó ayer por medio de su portavoz, Alberto Cotto, que en las próximas horas estará definido el sistema de reprogramación de depósitos atrapados en el corralito. Ese plan incluirá la posibilidad de que cada banco entregue bonos con su garantía a cambio de los fondos congelados. La semana pasada, el Parlamento argentino rechazó un proyecto que establecía convertir los depósitos en bonos del Estado con vencimiento a 10 años, lo que provocó la renuncia de Jorge Remes Lenicov al Ministerio de Economía y sumió en una fuerte crisis política al Gobierno. Pese al cambio de autoridades, el riesgo de quiebra del sistema financiero persiste, tal como advirtió ayer la Asociación de Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (ABAPRA). «Si sigue el retiro de fondos se pondría en riesgo la continuidad del funcionamiento del sistema financiero, hecho que afectaría -por muchos años- a toda la actividad económica», señaló la entidad en una nota publicada en los diarios de Buenos Aires.

Mientras intenta controlar las divisas y buscar una solución a la crisis bancaria, el Gobierno de Duhalde inició ayer una ofensiva diplomática para obtener apoyo financiero y comercial de los países más industrializados. Lavagna y el ministro de Asuntos Exteriores, Carlos Ruckauf, recibieron a los embajadores de naciones integrantes del llamado Grupo de los Siete (G-7), más Rusia y España, para asegurarles que Argentina avanzará en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El acuerdo con el organismo de crédito es el eslabón fundamental para que Argentina recupere el acceso a préstamos internacionales, interrumpidos desde noviembre pasado, tras los reiterados incumplimientos de las metas pactadas.