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El ultraderechista Jean-Marie Le Pen acusó ayer a los jefes de Gobierno de España, Reino Unido e Italia de una «escandalosa injerencia» en los asuntos internos franceses y de ser «culpables de una grave afrenta» por haber manifestado «clara y públicamente su preferencia» por Jacques Chirac. José María Aznar, Tony Blair y Silvio Berlusconi, han manifestado estos últimos días su preocupación por la llegada a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas de un candidato de la ultraderecha. En un comunicado, Le Pen «recuerda a estos jefes de Gobierno que su presencia en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas es fruto de la elección libre de un pueblo soberano».

El actual jefe de Estado se batirá con Le Pen por el Elíseo dentro de 10 días. Aznar consideró el pasado lunes que la «subida de la extrema derecha y de la extrema izquierda» en Francia «no era una buena noticia para Europa». Blair se mostró seguro de que los franceses «rechazarán el extremismo que representa Le Pen», mientras que Berlusconi calificó de «deriva populista» el éxito electoral del presidente del FN.

Por otra parte, cerca de 300.000 personas se manifestaron ayer en Francia contra la extrema derecha, en una de las mayores protestas registradas desde que Jean-Marie Le Pen pasó el domingo a la segunda vuelta de las presidenciales.