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ABDUL JALIL MUSTAFA-AMÀN La amenaza de Jordania y Marruecos de reconsiderar sus relaciones diplomáticas con Israel si siguen los ataques a los palestinos puede obligar a otros países árabes que tienen lazos con el Estado judío, sobre todo a Egipto, a evaluar medidas similares. El ministro de Exteriores del reino hachemí, Marwan Muasher, convocó ayer al embajador israelí en Amán, Oded Eran, para manifestarle «la extrema indignación del Gobierno jordano y la absoluta condena de las irresponsables prácticas israelíes».

También el primer ministro de Jordania, Ali Abul Ragheb, calificó como «acto criminal israelí» el asalto a la ciudad cisjordana de Ramala, especialmente a las oficinas del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat. Abul Ragheb pidió a la comunidad internacional que autorice el despliegue de tropas de las Naciones Unidas en los territorios ocupados para garantizar la protección del pueblo palestino.

Jordania, mediador clave en el conflicto de Oriente Medio y vecino de Israel y la Autonomía Palestina, intenta presionar al primer ministro israelí, Ariel Sharon, para que responda positivamente a los llamamientos de líderes occidentales y árabes y detenga la ofensiva militar contra los palestinos. Esta ofensiva, condenada por todos los líderes árabes, y la situación en los territorios palestinos, especialmente en Ramala, donde Arafat se encuentra asediado en su oficina por los israelíes, centró una conversación telefónica ayer entre el rey Abdala II de Jordania y el presidente egipcio, Hosni Mubarak.

La advertencia de Amán y Rabat coincide con manifestaciones de miles de personas en el mundo árabe, especialmente en Jordania, Egipto, Irak y Yemen, contra Israel y el «silencio y la pasividad» de sus gobernantes frente a la ofensiva israelí contra los palestinos. Las manifestaciones se repiten y crecen en intensidad desde que el viernes el Ejército de ocupación israelí asaltó el cuartel general palestino en Ramala.