Los disturbios volvieron a varias localidades de Argentina.

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EFE-FRANCE PRESS «Queremos ser un país normal y en los últimos años no lo hemos sido», dijo Duhalde en su primer encuentro con los corresponsales extranjeros desde que fue elegido presidente por el Parlamento el pasado primero de enero. Duhalde se mostró seguro de poder realizar la tarea que se exige en una crisis de la que no existen antecedentes desde la época de la independencia del país (1816), según los historiadores. «Tengo la convicción de que puedo manejar esta situación por difícil que parezca», subrayó. La receta de Duhalde para salir del «desgobierno» es «construir poder», para lo cual -explicó- ha recurrido a un Gobierno de convergencia con otras fuerzas políticas, y «actuar con firmeza».

A preguntas de los periodistas, Duhalde negó que el presidente del Gobierno español, José María Aznar, con el que dijo tener una «actitud comprensiva» y un «trato amistoso» desde hace años, haya presionado en favor de las empresas de su país, y aseguró que si las compañías ejercieron presiones, a él no le llegaron. Duhalde asegura que el Gobierno está abocado a reflotar un barco que no se hunde por una «gran avería», sino «porque está todo picado», y sus primeras medidas, entre ellas la devaluación del peso y el reforzamiento de las trabas a la libre disponibilidad de los fondos depositados en los bancos, están dirigidas, aseguró, a poner orden.

Precisamente, el equipo económico del Gobierno de Duhalde decidió ayer que las deudas en dólares deberán saldarse al tipo de cambio oficial y no libre. En las próximas horas el Gobierno argentino rectificará la resolución del Banco Central, que determinó que las deudas en dólares se liquidarán al tipo de cambio libre. Sin embargo, se mantendrá la decisión de reducir en un 33% los intereses y extender los plazos de pago, con el objetivo de que las cuotas sean similares a las actuales.

Mientras, vecinos de las provincias argentinas de Santa Fe y Jujuy, la mayoría trabajadores en paro, destrozaron ayer las oficinas de varios bancos en protesta a las restricciones que les impiden disponer del dinero que tienen atrapado en el denominado «corralito financiero». Los incidentes más graves se produjeron en la ciudad de Casilda, en Santa Fe, donde más de 8.000 personas, casi una tercera parte de la población, se manifestaron en contra de estas restricciones. La manifestación pacífica derivó en serios incidentes cuando grupos de personas destruyeron cajeros automáticos y rompieron vidrios de varias entidades crediticias. Fuentes policiales señalaron que no hubo heridos ni personas detenidas. Protestas similares, aunque sin signos de violencia, se produjeron también en las localidades santafesinas de Armstrong, Cañada de Gómez, Firmat y Chabas.

En Jujuy, en el norte del país, oficinas de al menos tres bancos fueron destruidas durante una manifestación de trabajadores estatales para reclamar el pago de sueldos adeudados y protestar por el «corralito financiero». En la manifestación participaron unas 3.000 personas. Por otra parte, señalar que los grandes valores españoles presentes en la economía Argentina, Telefónica, Santander Central Hispano, BBVA, Repsol y Endesa, registraron ayer una fuerte subida en bolsa, lo que les reportó un aumento en su capitalización de 5.389'19 millones de euros (casi 900.000 millones de pesetas). La subida más destacada la protagonizaron los bancos, con un ascenso del 5'22% en el BBVA y del 4'36% en el caso del Santander. Telefónica, por su parte, subió un 1'39%, Repsol YPF un 1'29% y Endesa un 2'66%.