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EFE-WASHINGTON Mientras se extiende el carbunco y la investigación de los atentados del 11 de septiembre no ofrece nuevos resultados, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, firmó ayer la nueva ley antiterrorista y prometió aplicarla de inmediato. «Este gobierno aplicará esta ley con toda la urgencia de una nación en guerra», avisó Bush, quien firmó el texto en una ceremonia en el Salón Este de la Casa Blanca para demostrar su trascendencia. La discutida ley, que aumenta los poderes del Gobierno federal hasta niveles impensables en este país hasta antes de los atentados, ha sido criticada por las organizaciones de derechos civiles.

La ley da nuevos poderes para realizar, a escala nacional, escuchas telefónicas, investigar correos electrónicos y registros en viviendas de sospechosos de terrorismo. Algunas de las provisiones más polémicas sólo estarán en vigor hasta finales del 2005, en que pueden ser renovadas por el Congreso, a pesar de que el Gobierno quería que tuvieran vigencia indefinida. «Hoy damos un paso esencial para derrotar al terrorismo a la vez que protegemos los derechos constitucionales de todos los estadounidenses», resumió Bush.

La ley también aumenta el tipo de delitos que se consideran terrorismo y endurece las penas por su comisión, e incluye un incremento de la capacidad para investigar los movimientos de dinero de organizaciones terroristas y vigilar las fronteras. El presidente recalcó que las nuevas medidas son necesarias para luchar contra una amenaza terrorista «como la que ningún otro país ha sufrido». Recordó la continuación de la amenaza por el ántrax. «Nos enfrentamos a terroristas que operan con tecnologías y métodos muy sofisticados, algunos de los cuales no existían cuando se elaboraron las leyes existentes», dijo Bush.

Por ello, dijo que la nueva ley ofrece «nuevas herramientas», ya que tiene en cuenta «las nuevas realidades y peligros que suponen los terroristas contemporáneos». A pesar de la falta de resultados en la investigación sobre el ántrax y de que no hay pruebas concretas sobre los planificadores de los atentados del 11 de septiembre, Bush pidió comprensión hacia las agencias policiales y de espionaje.