Abdul Haq, todo un héroe de guerra, en una imagen televisiva.

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AGENCIAS - ISLAMABAD Los talibán anunciaron ayer la ejecución del comandante opositor Abdul Haq, héroe de guerra contra las tropas soviéticas, que fue capturado en la provincia de Logar y que se estaba dedicando a agrupar a los sectores moderados de las etnias pashtun por indicación del rey. El secretario del monarca, el doctor Rassul, señaló que «Abdul Haq fue a esa región para contactar con las tribus y reunirlas en torno a un plan de paz», y que su ejecución no modifica los planes en curso. Nacido en 1958, el comandante fue herido en 17 ocasiones durante la guerra contra los rusos. En 1986, perdió un pie al pisar una mina, y se hizo célebre tras hacer explotar solo, ese año, un depósito de municiones del Ejército soviético en los alrededores de Kabul. Heredero de la gran familia pashtun de los Arsala, el comandante Haq emprendió la lucha armada tras el golpe de Estado comunista de abril de 1978. Tenía 19 años cuando fue detenido y condenado a muerte por el régimen de Mohamed Daud.

Aprovechándose del pánico que siguió a la invasión rusa, se fugó de la cárcel y organizó la resistencia en la región de Kabul. Joven jefe de guerra, se impuso por su valentía y su agudo sentido estratégico. Dotado de un incontestable carisma, disponía de más de 5.000 muyaidines armados gracias a la colaboración del partido moderado Hezb-e-Islami. Frente a la presión soviética, Abdul Haq, responsable de los movimientos de resistencia en el interior de Kabul, organizaba sus fuerzas en pequeños comandos. Tras la llegada al poder de los muyaidines, en 1992, se convirtió en jefe de la policía de la capital afgana, pero rechazó participar en el Gobierno debido a la lucha intestina entre facciones. Haq comenzó entonces su carrera en el mundo de los negocios y vivó en el exilio durante varios años, en el Golfo. Empresario residente en Bahrein, donde se ocupaba de las importaciones y exportaciones, así como del transporte aéreo, disponía igualmente de una residencia en Londres.

El comandante dividió su tiempo entre Peshawar, Londres y Bahrein. En 1999, desconocidos armados con un Kalashnikov irrumpieron en su casa de Peshawar y mataron a su esposa y a su hijo de 11 años. Ya entonces, Abdul Haq trataba de reagrupar a los «opositores moderados» para que se uniesen contra los talibanes. Durante una reciente entrevista, Abdul Haq declaró que «nada cambia, la sangre más barata del mundo sigue siendo la de los afganos». Además, el responsable de los servicios de información del régimen talibán advirtió ayer a los partidarios del rey que permanezcan fuera de Afganistán, subrayando que ningún opositor podrá escapar al régimen, como demuestra la detención y ejecución de Abdul Haq.

Por su parte, el líder talibán, el 'mulá' Omar, pidió ayer a los musulmanes de todo el mundo que les expresen su apoyo. En un comunicado difundido desde Kandahar, feudo talibán, Omar condenó los bombardeos estadounidenses. «Estados Unidos, India, Rusia e Israel son responsables de actos de terrorismo», explicó. «Matan a musulmanes por todas partes y se utilizan contra ellos las armas más modernas. ¿No es esto terrorismo?», se preguntó. Omar recordó que la guerra santa es obligatoria. Todos los que apoyan mi posición tendrían que organizar manifestaciones de protesta en las próximas 72 horas», agregó.