George Bush recibe los aplausos de los miembros del Congreso, tras su discurso.

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EFE-WASHINGTON Estados Unidos quiere además de la cabeza de Osama Bin Laden, la de los terroristas que se refugian en Afganistán y la destrucción completa de los campos de entrenamiento. En una sesión especial de las dos cámaras del Congreso estadounidense, el presidente George W. Bush fue tajante en la noche del jueves al exigir al régimen afgano que decida, «sin negociaciones, ni discusiones», de qué lado está. «O se está con nosotros o con los terroristas», dijo Bush en un convincente discurso en el que mostró su determinación a liderar el país en uno de los momentos de mayor conmoción de su historia por la brutalidad de los atentados en los que han muerto casi 7.000 personas. «Los talibán deben actuar y reaccionar inmediatamente. O entregan a los terroristas o correrán su suerte. Estas exigencias no son susceptibles de ser negociadas», declaró solemnemente el presidente estadounidense.

Bush dejó entrever que el régimen afgano tiene muy poco tiempo para decidir de qué lado está y destacó que la lucha contra el terrorismo se hará con todo el poder y recursos de Estados Unidos. Añadió que esa lucha, larga y dolorosa, será unas veces con bombardeos transmitidos por televisión y otras con operaciones especiales, secretas y encubiertas. Bush destacó que los talibán deben actuar «inmediatamente». El ultimátum de EE UU es el segundo aviso dirigido a Kabul para la entrega de los terroristas.

Horas antes, la Casa Blanca rechazó la petición de los clérigos afganos a Bin Laden para que «abandone Afganistán voluntariamente». El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, respondió que esa petición de los clérigos afganos era insuficiente y que su país quiere hechos y no palabras. En el mismo sentido, el ministro saudí de Relaciones Exteriores, Saud al Faisal, reclamó, tras reunirse con Bush en la Casa Blanca, a Kabul que entregue a los responsables de los atentados, calificados por Bush como «un acto de guerra» y un ataque a la libertad de todo el mundo.

Por el tono empleado por Bush y el ambiente belicista de la movilización militar en marcha, pocos dudan de que EE UU se dispone a atacar en breve a Afganistán en busca de los santuarios terroristas, a pesar de que muchos analistas temen que esos campamentos estén ya vacíos y que los terroristas hayan tenido tiempo de esconderse en las montañas. Pero es que además la red terrorista no se reduce solamente al grupo de Osama Bin Laden, ni tampoco al refugio afgano, porque muchos de los posibles terroristas están infiltrados dentro incluso de EE UU.