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T.L./C.C. El catedrático de Història de la Ciència de la UIB y crítico de arte de , Francesc Bujosa, estaba en Nueva York el día del atentado a las Torres Gemelas. Un día antes, el 10 de septiembre, decidió subir al mismísimo World Trade Center en visita turística. «Como los lunes los museos estaban cerrados, decidí subir a los rascacielos a las 9.30 horas. El día transcurrió con la más absoluta normalidad. Por la noche, regresé al inmueble para cenar. Al día siguiente ocurrió todo, vi como se iban desarrollando los acontecimientos.

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Había mucha confusión», dice el profesor maravillado de su propia suerte. «Es muy sorprendente que este edificio esté allí y al día siguiente te levantas y lo ves caer. Es terrible». Sin embargo, Bujosa aseguró que, pese a lo duro de los acontecimientos, «después del incidente he visto una situación de más calma. Las tareas se van realizando de forma ordenada. Se pide sangre para salvar vidas, pero de una forma controlada. Hay bastante confianza en que se mantengan abastecidos los hospitales». Bujosa puntualiza: «No he visto muestras de agresividad racial, hay mucha consternación, pero la histeria ha remitido. No parece que nadie tenga miedo de nuevos ataques». El crítico de arte asegura: «Ha pasado esto en un momento en que la ciudad estaba magnífica, rebosante de optimismo, sin marginación a la vista, con muy bien clima. Este hecho cambia la historia y ya no volverá a ser como antes».

Actualmente Bujosa está alojado en el hotel Bellvedere, desde donde sigue los acontecimientos, principalmente por televisión. «Veo las cadenas en español y en inglés. Y se ve de una forma diferente. En las americanas se trata de todo de un modo más frío, con profusión de datos. En las hispanas se enfoca todo desde una perspectiva más humana». Por otra parte, El fotógrafo mallorquín Gori Vicens, residente en Nueva York durante seis años y gran conocedor de la Gran Manzana, se encontraba trabajando en Mallorca justo cuando se produjeron los acontecimientos. Sin embargo, se puso en contacto con su agencia de fotografía en Nueva York, Big Pictures, en el número 80 de Nassau Street, una calle paralela a donde estaban ubicadas las torres.

Sus compañeros le contaron que tuvieron que cerrar las puertas y ventanas inmediatamente, y a continuación vino la policía para desalojarlos. «Cualquier persona que atraviese el cordón de policía es arrestado», le dijo Alecsey Boldeskul, director de márqueting de la agencia. Preocupado por sus amistades, Vicens se puso en contacto telefónico con los antiguos compañeros Delfine Michaud y Adam Chasan, de su apartamento en el barrio Brooklyn. «Estaban todos muy tristes y la zona negra de la carbonilla. Delfine me contó que se necesitan cuatro horas para ir de la 90 con la Quinta Avenida hasta Brooklyn, cuando lo normal son 40 minutos». Uno de los isleños que se reunía a «tomar copas» con Gori es Toni Pizà, felanitxer que ejerce de musicólogo. Este rotativo intentó ponerse en contacto con él, pero los problemas de comunicación lo impidieron.