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ROBERT HOLLOWAY-AFP Los neoyorquinos estaban traumatizados tras los dos atentados sin precedentes que provocaron, con media hora de intervalo, el derrumbe de las torres gemelas donde funcionaba el emblemático World Trade Center de Manhattan. «Dios mío, protégenos», murmuraba entre sollozos una mujer. «Dios es lo único» que nos queda, decía otro transeúnte que parecía completamente perdido. «Caminen hacia el norte, caminen hacia el norte, no corran», exhortaban los policías y los socorristas del barrio sur de la isla de Manhattan, donde se encontraban las torres gemelas, golpeadas de frente por dos aviones.

«Recién había salido del metro. Vi a la gente correr. No pude ver el edificio en ese momento, por el humo. Los policías nos dijeron de volvernos y ahí, vi las llamas. Miré un instante y el edificio se derrumbó», relató, perplejo, Hayri Yilmaz. «Debe haber miles de personas muertas ahí adentro. No puedo creer lo que veo», añadió.

Lauren Newmark, empleada del banco comercial estadounidense Morgan Stanley, demoró más de una hora para descender las escaleras de la torre sur, desde el piso 70, para abandonar el edificio antes de que se derrumbara. «Todos estaban enloquecidos», señaló Newmark, aunque añadió que intentaban actuar disciplinadamente. Durante su huida, la empleada escuchó la segunda explosión. Menos de una hora después de ser golpeada por un avión, la primera torre se derrumbó como un castillo de naipes. Cerca de una media hora más tarde, la segunda torre desapareció también, en el estruendo ensordecedor de vidrios, acero y hormigón.

El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, declaró, sin dar un balance preciso, que la explosión dejó un número «terrible» de víctimas. Giuliani ordenó inmediatamente la evacuación del sur de Manhattan y pidió a los habitantes que se «mantengan en calma». «Vi a la gente saltar por las ventanas», declaró perturbado, y precisó que había ido inmediatamente hacia el lugar. Giuliani aseguró que no recibió «ningún tipo de advertencia». A las 11.00 horas locales, el sur de la isla estaba bloqueado por la policía, mientras los comercios y las oficinas habían cerrado. Sobre Manhattan, aviones caza de tipo F-16 sobrevolaban los rascacielos de esta ciudad de siete millones de habitantes.