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EFE-ESTRASBURGO La Comisión Europea decidió ayer prohibir la fusión entre General Electric (GE) y Honeywell, los dos gigantes estadounidenses en el sector de la aviación, pese a las presiones políticas recibidas del otro lado del Atlántico. La decisión, no por esperada menos decisiva, entrará en los anales de la competencia, ya que se trata de la primera vez que Bruselas prohíbe una concentración entre compañías estadounidenses que había recibido previamente el visto bueno de las autoridades reguladoras en EE UU. No se recuerda un caso tan espectacular de discrepancia sobre los efectos de una fusión internacional entre las autoridades de EE UU y UE.

Para el Ejecutivo de la UE, la compra de Honeywell por GE, valorada en 43.000 millones de dólares, habría «reducido gravemente la competencia en la industria aeroespacial» y «acarreado mayores precios para los clientes, en especial las líneas aéreas».

Según la Comisión, GE disfruta ya en solitario de una posición dominante en los mercados de motores a reacción para grandes aviones comerciales y regionales.

Honeywell, por su parte, es el principal suministrador de productos de aviónica y no aviónica y de motores a reacción para aviones corporativos y de motores de arranque (es decir, un componente fundamental en la fabricación de motores).

La combinación de ambas habría creado nuevas posiciones dominantes y consolidado las ya existentes.
Habría permitido además a la entidad fusionada «utilizar la fuerza de mercado de cada empresa en beneficio de los productos de la otra», con el efecto de «excluir a los competidores», según explicó un comunicado difundido en Bruselas.

El comisario europeo de la Competencia, Mario Monti, negó rotundamente que la decisión de Bruselas obedezca, como se ha llegado a decir en Washington, al intento de favorecer a compañías europeas.

Monti, que compareció en rueda de prensa en Estrasburgo (Francia) para explicar la decisión, dejó claro que éste «no es un caso entre compañías de la UE y de EE UU».