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AGENCIAS-BELFAST Irlanda del Norte se encuentra de nuevo en una situación de incertidumbre, en vísperas de la dimisión anunciada del primer ministro de la provincia, David Trimble, en plena época de marchas protestantes marcadas muy a menudo por los actos violentos. El jefe protestante moderado, de 56 años de edad, anunció hace dos meses su decisión de dimitir el 1 de julio del Ejecutivo semiautónomo de la provincia en caso de falta de progresos en materia de desarme del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Un nuevo informe del general canadiense John de Chastelain sobre el desarme de las milicias debe ser remitido este fin de semana al Gobierno y publicado la próxima semana. Pero ya nadie en Londres, Belfast o Dublín espera que el texto, contenga lo que contenga, pueda cambiar la decisión adoptada por el líder republicano. «Es improbable que suceda algo que impida su dimisión», comentó ayer el ministro británico encargado de Irlanda del Norte, John Reid. A medianoche la dimisión de Trimble debía hacerse efectiva, de cumplirse el ultimátum que él mismo se fijó. El sustituto será oficialmente anunciado mañana ante la Asamblea Local. Así, Trimble ha designado ya a uno de sus ministros de más confianza, Reg Empey, para ocupar de forma interina su puesto durante las próximas seis semanas.

El presidente estadounidense, George W. Bush, expresó ayer su «inquietud» ante la marcha de Trimble, y paradójicamente es lejos de Belfast, en Francia, donde el jefe protestante se encuentra este fin de semana para rendir homenaje, en Somme, a los cinco mil norirlandeses muertos en combate en 1916. Desde hace meses, David Trimble se encuentra sometido a una fuerte presión del ala más extremista de su partido para exigir que el IRA entregue todas sus armas como lo prevé el acuerdo de paz. Dimitiendo «su objetivo no es causar daños a las instituciones» norirlandesas, aseguró Reg Empey.

Enfrentamientos por el desfile orangista
El desfile orangista de ayer por un barrio católico de Belfast ha provocado ya los primeros enfrentamientos entre manifestantes de las comunidades enfrentadas en Irlanda del Norte. La marcha de la Orden de Orange (protestante-unionista) es la primera de la temporada y fue autorizada por la comisión que organiza estos desfiles pese a que su itinerario pasa por zonas católico-nacionalistas de Belfast. La policía y el ejército, que intentaron aislar las áreas donde se preveían disturbios, fueron mal recibidos por los residentes del área nacionalista.