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ARMANDO PÉREZ-MOSCÚ La Duma, o Cámara Baja del Parlamento ruso, aprobó ayer un polémico proyecto que convertirá a Rusia en el mayor basurero nuclear del mundo a cambio de miles de millones de dólares que el Kremlin ha prometido destinar a proyectos ecológicos. La oposición liberal, ecologistas y otros críticos con la reforma subrayaron que la entrada de residuos nucleares de 14 países sólo servirá para empeñar la naturaleza de Rusia, enriquecer a unos pocos e incluso producir nuevas armas atómicas.

Las enmiendas a la ley sobre la «Utilización de la Energía Nuclear», que deben ser ratificadas aún por el Consejo de la Federación o Senado, fueron aprobadas ayer en tercera lectura por 243 votos a favor, 125 en contra y siete abstenciones en la Duma. El presidente del Senado, Yegor Stróyev, ya mostró su público rechazo al plan, lo calificó como el producto de la mente de «locos y mafiosos», y ayer prometió que la reforma será «revisada minuciosamente» en el Consejo de la Federación.

Según los planes del Ministerio de Energía Nuclear, en diez años el país podrá ganar 21.000 millones de dólares por almacenar y reciclar unas 20.500 toneladas de residuos procedentes de Japón, China, Taiwán, Alemania y España, entre otros países.