En la imagen, algunos de los tripulantes del avión espía de EE UU.

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R. CAÑAS-WASHINGTON Tras lograr un acuerdo con China para el regreso de los veinticuatro tripulantes del avión espía, el Gobierno de EEUU respira tranquilo al final de la primera crisis internacional de la joven administración de George W. Bush. «Esta ha sido una situación difícil para ambos países», reconoció ayer Bush al anunciar el acuerdo, logrado después de que Washington presentara una carta en la que «lamenta profundamente» la muerte del piloto chino cuyo avión chocó contra el estadounidense.

Tras el anuncio, Estados Unidos aguarda impaciente el regreso de sus militares, y el avión comercial fletado para recogerlos está ya en camino hacia la isla china de Hainan. Los tripulantes serán trasladados a Hawai, adonde llegarán para un proceso de dos o tres días de interrogatorios en los que se determinará cuántos aparatos y datos secretos lograron destruir antes de aterrizar en suelo chino. «Esperamos que vuelvan con sus familias para el domingo de Pascua», declaró en Washington el jefe del Mando para el Pacífico, el almirante Dennis Blair. El ambiente en la Casa Blanca es de claro alivio, porque cree que ha logrado, aunque más tarde de lo esperado, su objetivo de lograr la liberación de los militares sin emitir una disculpa formal ante las autoridades chinas. Al final, tal como sucede habitualmente en estos casos, el acuerdo parece haberse alcanzado en un punto intermedio.

El lenguaje de la carta que envió el secretario de Estado, Colin Powell, no llega a la disculpa formal que exigía China, pero va más allá de lo que Estados Unidos estaba inicialmente dispuesto a aceptar. Finalmente, Powell manifestó que EE UU muestra su «sincero pesar» por la muerte del piloto chino y también que «lamenta profundamente» la entrada del «EP-3» en espacio aéreo chino sin autorización durante el aterrizaje forzoso. La fórmula finalmente utilizada es la del 'very sorry'(lo lamentamos mucho), en lugar del 'apologize'(disculpas) que esperaba el gobierno de Pekín. Un matiz léxico que permite a la Administración de George W. Bush hacer regresar a los tripulantes, sin tener que asumir las responsabilidades del incidente.

El texto de la carta fue aprobado personalmente por Bush tras una serie de deliberaciones en el Gobierno, confirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. «Sé que el pueblo estadounidense se une a mí en la expresión de pesar por la pérdida de la vida de un piloto chino. Nuestras oraciones acompañan a su esposa y a su hijo», dijo Bush en una declaración oficial leída en la Casa Blanca.