Un niño palestino lanza piedras contra soldados israelíes cerca de Karni, entre la franja de Gaza e Israel.

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EFE - JERUSALEN Seis palestinos murieron ayer en una violenta «jornada de la ira», marcada por enfrentamientos con soldados israelíes en los territorios de Gaza y Cisjordania. La «jornada de la ira» -como muchos viernes desde que hace seis meses estalló la «Intifada de Al Aqsa»" coincidió ayer con el «Día de la Tierra», la conmemoración anual de los árabes-israelíes en protesta por la muerte de seis de ellos en 1976 en manifestaciones contra la expropiación de tierras, que, sin embargo, transcurrió sin incidentes graves en Israel.

Cuatro de los palestinos murieron en la ciudad de Naplusa (norte de Cisjordania), cuando soldados israelíes abrieron fuego contra un millar de manifestantes que se enfrentaban a los militares en un cruce cerca de la aldea de Kalil. Otro fallecido ayer es un joven palestino de 21 años, que fue alcanzado por las balas de los soldados israelíes en el cruce de Ayosh, donde se sitúa el puesto de control militar israelí a la salida de la ciudad de Ramala. Un sexto palestino fue muerto por disparos de militares israelíes durante una confrontación entre soldados y manifestantes en Cisjordania.

Más de 30 palestinos resultaron heridos además en los violentos enfrentamientos en Ramala, Naplusa, Hebrón, Kalkilia y en la ciudad vieja de Jerusalén. Fuentes hospitalarias palestinas dijeron que uno de los heridos, de la zona de Naplusa, está en estado de muerte clínica. En Ramala y Hebrón hubo, además, intensos intercambios de disparos entre milicianos palestinos y los soldados israelíes. Desde el cruce de Ramala, un tanque israelí atacó con munición pesada una casa desde donde supuestamente habían disparado a los soldados. En la ciudad dividida de Hebrón (unos 15 kilómetros al sur de Jerusalén) estalló por la tarde un violento intercambio de fuego entre los soldados israelíes y milicianos palestinos que se han hecho fuertes en el barrio de Abu Sneina.

Este barrio, adyacente al de Avraham Avinu -en el que viven los 450 colonos judíos ultranacionalistas en el corazón de la ciudad- ha sido abandonado por sus habitantes palestinos, después de que fueran conminados a ello por el Ejército israelí el lunes y tras tres días de asaltos y vandalismo por parte de los colonos. Estos claman venganza por la muerte, el lunes, de una bebé de 10 meses hija de uno de ellos, alcanzada por un francotirador palestino de manera intencionada, según Israel.

En los últimos días, se han lanzado a cometer desmanes contra las propiedades palestinas e, incluso, han atacado a los militares israelíes, quienes les han advertido de que han «traspasado los límites». La jornada de ayer fue el colofón de una semana de enorme violencia en la zona, que ha generado la alarma general y llevado a la comunidad internacional, entre ellos a los Estados Unidos y la Unión Europea, a pedir a las partes que pongan fin a la violencia.