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FRANCE PRESS - BAGDAD El presidente iraquí, Sadam Husein, persistió ayer en su actitud de desafío ante la comunidad internacional, afirmando, en su discurso con motivo del décimo aniversario del comienzo de la Guerra del Golfo, que Irak venció «a los enemigos de la nación árabe y a sus propios enemigos» durante el conflicto. No obstante, el dictador se mostró menos agresivo con sus países vecinos que en otras ocasiones.

Los actos de conmemoración del comienzo de la operación 'Tormenta del Desierto' comenzaron con una manifestación en Bagdad en la que unos 400 iraquíes gritaron eslóganes contrarios a Estados Unidos y Reino Unido y quemaron banderas de estos dos países. «Irak obtuvo una victoria contra los enemigos de la nación árabe y contra los suyos propios, y vencerá en las próximas etapas, con la ayuda de Dios», afirmó Sadam Husein en un discurso difundido hoy por la radio y la televisión nacionales.

El presidente, cuyo estado de salud parecía bueno a pesar de los últimos rumores sobre una presunta embolia, aseguró que Irak es hoy una «montaña imperturbable» a pesar de una década de sanciones internacionales, que le fueron impuestas tras la invasión de Kuwait, en agosto de 1990. «Irak ha respondido al odio con amor, a la desesperación con optimismo, a la debilidad con el valor, a la traición con la sinceridad», añadió Sadam respecto a los países árabes vecinos, a los que considera 'enemigos'. Sin embargo, al contrario que en otras ocasiones, no citó expresamente a Kuwait ni a Arabia Saudí.