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El presidente electo de EEUU, George W. Bush, criticado ayer por el nombramiento del muy conservador John Ashcroft al frente del Departamento de Justicia, ultima ahora el perfil de su gabinete, en el que, según todos los pronósticos, quiere incluir a al menos un demócrata.

El nombramiento de Ashcroft al frente de Justicia, un senador de Misuri que no consiguió ser reelegido el pasado 7 de noviembre, fue calificado ayer de «explosión ideológica» dentro del gabinete de Bush, que hasta ahora estaba haciendo gala de ser equilibrado.

Algunos analistas consideran que este nombramiento representa un gran premio para el ala más conservadora del Partido Republicano, que no ha ocultado su satisfacción por haber colocado a uno de sus más destacados miembros en un puesto tan importante como es el de fiscal general de la Nación. Desde ese lugar, Ashcroft tendrá un papel destacado en la selección de jueces que posteriormente tendrán mucho que decir sobre cómo se interpreta la ley federal en el país.

Lógicamente, las organizaciones pro derechos humanos y feministas han puesto el grito en el cielo por la elección de un hombre al que califican de «campeón del conservadurismo social».