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El Gobierno expresó ayer su satisfacción por el resultado de la Cumbre de Niza y por el peso específico que España tendrá en la UE durante los próximos años, aunque los principales partidos de la oposición consideraron que se ha evidenciado que España no es «uno de los grandes», al tiempo que tachó de fracaso y de poco afortunada la actuación española.

Al concluir en Niza las negociaciones, el presidente del Gobierno, José María Aznar, consideró «muy satisfactorio» el acuerdo alcanzado, y aseguró que España ha conseguido lo que pretendía en términos de influencia en el Consejo y por la aceptación íntegra de su propuesta de política de cohesión. El jefe del Ejecutivo, quien negó reiteradamente que el acuerdo final se sitúe por debajo de las expectativas españolas, destacó que España mantendrá la capacidad de formar una minoría de bloqueo con otros dos países grandes y con el más pequeño desde 2005 hasta que la UE se amplíe a 27 miembros.

En el mismo sentido se pronunció el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, para quien España es el país que más ha aumentado su peso y ha demostrado su capacidad de empuje en la construcción de la Unión. Piqué subrayó la capacidad que los líderes europeos han tenido para acometer las reformas necesarias para admitir a nuevos socios tras la incertidumbre que se había creado al respecto.

Para el portavoz socialista de Asuntos Exteriores en el Congreso, Manuel Marín, los países han primado el reparto de poder sobre la transparencia y la eficacia, y lamentó que España, que acudía a la cita con una situación institucional «cómoda», no haya aprovechado la posibilidad de convertirse en un «país de compromiso» y de exportar la idea de que Madrid es una ciudad «facilitadora» de compromisos.

La eurodiputada socialista Rosa Díez consideró por su parte que Niza ha sido un «doble fracaso» para España y para Europa por no haberse conseguido ni los objetivos que perseguía el Gobierno ni los que pretendía la UE, y manifestó que catorce Gobiernos «pueden decir que han salvado los muebles, pero los españoles no hemos salvado ni los muebles europeos ni los nacionales».