Las manifestaciones en Palm Beach se suceden, incluso hay quien llama «idiotas» a los 19.000 electores que aseguran haberse equivocado.

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ORLANDO LIMAZA WASHINGTON Las estancadas elecciones presidenciales de EE UU han caído en un nuevo pozo después de que el candidato republicano George W. Bush rechazara una propuesta de su rival demócrata Al Gore de realizar un recuento de votos en el decisivo estado de Florida. «Esto no sería ni justo ni preciso: sería arbitrario y caótico», dijo Bush desde Austin, capital del estado de Texas.

El aspirante republicano a la presidencia habló tres horas después de que Gore le propusiese una reunión «cara a cara, lo antes posible» para resolver la crisis que ha sumido al proceso electoral estadounidense en una crisis sin precedente. El gobernador de Texas rechazó la reunión inmediata con Gore, pero indicó que estaría dispuesto a encontrarse con él «una vez que este proceso electoral haya terminado» y se haya declarado un ganador.

Gore había ofrecido aceptar el veredicto final de los resultados de Florida una vez que se completaran los recuentos en los condados de Palm Beach, Miami-Dade y Broward, o los de un nuevo escrutinio manual en todo el estado. «Este proceso debe ser justo. Este proceso debe ser preciso. Y este proceso debe ser final», dijo Bush.

Gore había manifestado en Washington que los resultados de su propuesto recuento se agregarían a los de los enviados por correo, cuyo escrutinio debería realizarse el próximo fin de semana. «Si esto ocurre, acataré el resultado. No tomaré medidas legales para ponerlo en tela de juicio», expresó.

Al Gore aseguró que «peleará hasta el final» para asegurar que se cuenten todos y cada uno de los votos en la confusa elección presidencial en Florida, pero advirtió que no debe hablarse de «robo» en los comicios.

Mientras, el Tribunal Supremo de Florida determinó ayer, por segunda vez, que pueden continuar los recuentos manuales de votos en ese estado, que van a decidir quién será el próximo presidente de Estados Unidos.