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Las autoridades norirlandesas han reforzado la seguridad ante la escalada de violencia en la disputa interna entre facciones paramilitares protestantes, que se ha cobrado tres vidas en cuatro días. El funeral de una de las víctimas de la vendetta, Bobby Mahood, de 48 años, se celebró ayer en medio de una discreta protección policial en el área de Shankill Road, en Belfast oeste, con la asistencia de varios centenares de personas.

A la ceremonia, oficiada en la residencia de Mahood, acudieron representantes del Partido Democrático del Ulster (UDP), brazo político del grupo paramilitar protestante Asociación para la Defensa del Ulster-Luchadores por la Libertad del Ulster (UDA/UFF), con el que, al parecer, estaba relacionada la víctima. Mahood fue asesinado, junto a su amigo Jackie Coulter, el pasado lunes en el área de Shankill Road, por disparos de miembros del grupo paramilitar rival Fuerza Voluntaria del Ulster (UVF). En represalia, pistoleros de la UDA/UFF asesinaron la madrugada del jueves a Samuel Rocket, de 21 años y relacionado con el brazo político de la UVF, el Partido Unionista Progresista (PUP), cuando se encontraba en la casa de su novia, también en las cercanías de Shankill Road.

El asesinato ha incrementado los temores a una nueva escalada de violencia entre los grupos protestantes rivales, que podría extenderse a la comunidad católica y poner en peligro todo el proceso de paz. Las autoridades norirlandesas, que ordenaron el lunes la vuelta del Ejército a las calles tras una ausencia de dos años, han extremado la vigilancia ante la confrontación que, según han apuntado algunos políticos, tiene poco de disputa ideológica y sí bastante de lucha por el lucrativo control del narcotráfico. Los brazos políticos de ambas organizaciones han pedido una mediación entre las dos facciones, aunque han expresado su convencimiento de que seguirá habiendo muertes.