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Londres padeció ayer una jornada de caos urbano debido a la colocación de una bomba en el Metro, atentado que la policía consideró como un intento terrorista por boicotear la gran fiesta de cumpleaños en honor de la Reina Madre.

Un grupo disidente republicano irlandés ha sido, según cree «Scotland Yard», el responsable de que Londres viviera un atasco monumental. Los trenes, el metro, los autobuses, los taxis, todos los servicios públicos y privados de transporte de viajeros se paralizaron prácticamente debido a la colocación de una bomba en la estación de «Ealing Broadway», al oeste de Londres. Ese artefacto fue hecho explotar de forma controlada por los artificieros del Ejército, si bien inmediatamente siguieron avisos de bomba en otras partes de la ciudad. Una de estas alertas -que resultó ser una falsa alarma- se produjo en el barrio de Whitehall, donde están concentrados buena parte de los ministerios del Gobierno y donde se encuentra el famoso número 10 de Downing Street, despacho oficial del Primer Ministro británico.

También en Whitehall, concretamente en el cuartel del Escuadrón de Caballería de la Guardia Real, se celebró ayer el desfile más importante de los actos programados para homenajear a Isabel, la Reina Madre, por su centésimo cumpleaños. El ministro británico para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, explicó ayer que detrás de la bomba en el Metro está uno de los grupos disidentes republicanos, de los que se oponen al acuerdo de paz para el Ulster, del 10 de abril de 1998. «Las principales organizaciones paramilitares -precisó Mandelson- mantienen el alto el fuego». Según la policía, varios organismos con sede en Dublín recibieron el aviso de que se había colocado una bomba en el Metro de Londres.