Clinton, Barak y Arafat en Camp David

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ELENA MORENO - CAMP DAVID Justo antes de salir hacia Camp David, el presidente Bill Clinton apeló ayer al sentido de la Historia de Ehud Barak y Yaser Arafat para que puedan alcanzar compromisos que permitan lograr un acuerdo de paz definitivo. «No habrá éxito sin un compromiso en los principios», aseguró Clinton en la Casa Blanca momentos antes de subir al helicóptero que le trasladó a la residencia de descanso de las montañas de Maryland para comenzar la cumbre con el primer ministro israelí y el líder palestino.

El presidente pidió a los dos dirigentes «paciencia, creatividad y coraje», y les avanzó que tendrán el «apoyo inequívoco» de Estados Unidos. De las palabras del presidente de EE UU poco antes de iniciar la reunión, se desprende que plantea estas negociaciones como una huida hacia delante, que será la única manera de resolver un conflicto largo que dura más de medio siglo. Aunque «no hay garantía de éxito, no intentarlo es garantía de fracaso», señaló Clinton, que no se cansa de repetir el mensaje de que el proceso de paz está en un punto de no retorno y de que «la única manera de avanzar es seguir adelante».

Del contenido de las reuniones que empezaron ayer nada se sabe, pues, como el presidente de EE UU señaló durante el breve momento en que junto a Arafat y Barak comparecieron ante la prensa, en lo que coinciden los tres es que es mejor que la prensa no sepa nada de sus conversaciones, aunque el pesimismo reina entre las delegaciones. El mediador estadounidense, o facilitador como prefiere definirse, ha seguido al pie de la letra su intención de no dejar que trascienda nada de unas negociaciones en las que se deben resolver asuntos trascendentales para ambos. El futuro de Jerusalén, la vuelta de los refugiados palestinos, la retirada de los colonos judíos en Cisjordania, las fronteras y el reparto del agua, figuran entre ellos. El objetivo de esta cumbre es lograr un acuerdo marco sobre el estatus permanente que tendrá la paz definitiva entre los dos rivales, y que debería producirse antes del 13 de septiembre, fecha que ambos fijaron hace un año. También es la fecha en la que Arafat ha amenazado con declarar unilateralmente, haya acuerdo o no, el futuro Estado palestino.