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FRANCE PRESS - NAIROBI Según el acuerdo, hecho público en Asmara y Addis Abeba, los dos países «cesarán toda actividad hostil sobre el terreno y en los espacios aéreos inmediatamente tras su firma». Seguidamente, se desplegará entre ambos campos una misión de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, cuya composición está aún por definir.

Iniciado en mayo de 1998 tras una disputa fronteriza, el conflicto se transformó en una guerra de gran amplitud. Los dos países, que se encuentran entre los más pobres del mundo, han comprado armas, carros de combate, artillería y aviones y han cavado trincheras a lo largo de su frontera, de unos 1.000 kilómetros de largo y que ahora está sembrada de minas.

En este sentido, La directora ejecutiva de la UNICEF, Carol Bellamy, pidió ayer sábado ayuda a la comunidad internacional para los cientos de miles de desplazados por la guerra y víctimas de la sequía en Eritrea. Bellamy pidió a las naciones donantes «dar un paso» en favor de los eritreos desplazados por la guerra, evaluados en más de 1'1 millones. «Un tercio de la población de este país debió enfrentar una muy seria crisis humanitaria, que tendrá consecuencias a largo plazo (...) y en la que los efectos de la sequía se han complicado por el impacto de la guerra», estimó la representante del Fondo de la ONU.