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EFE - LIMA/WASHINGTON Según los cómputos de la ONPE, Fujimori está a cuatro centésimas de conseguir el 50% de los votos más uno que requiere, como mínimo, un candidato para ganar en la primera vuelta. El organismo electoral informó de que tras haberse escrutado el 86'77% del total de votos válidos que se emitieron, Fujimori ha obtenido un 49'96%. Según esos datos y a la vista del aumento, aunque mínimo del gobernante, y el descenso también mínimo de su máximo rival, Alejandro Toledo, parece factible que Fujimori llegue a la mitad más uno, que descartaría la segunda ronda electoral. El escrutinio de la ONPE revela que los votos a favor del presidente peruano, que aspira a una segunda reelección consecutiva, han registrado un mínimo aumento.

En lo que respecta al economista Alejandro Toledo, hubo un descenso, también mínimo, comparado con el porcentaje obtenido el lunes, y el primero que difundió la ONPE. Las cifras de la ONPE establecieron ayer que Toledo figura segundo, con el 40'28% de los votos, tras haber logrado un 40'41% y el 40'62% en los anteriores informes oficiales de la ONPE. Los datos oficiales indican que Fujimori está en el umbral de la reelección, lo que difiere del recuento de las misiones internacionales de observación electoral. La misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la de parlamentarios de Bélgica, Países Bajos y el Reino Unido afirmaron el lunes que era necesaria la celebración de una segunda vuelta electoral.

Dichos organismos pusieron en duda la veracidad de los primeros resultados oficiales. El jefe de la misión de la OEA, el guatemalteco Eduardo Stein, consideró que «algo siniestro está ocurriendo» y expresó serias dudas sobre la posibilidad de que los resultados oficiales ofrecidos el lunes por la ONPE correspondan a la voluntad de los peruanos expresada en las urnas.

Los parlamentarios europeos consideraron «absolutamente esencial» que se celebre la segunda vuelta, que debe llevarse a cabo «en condiciones radicalmente diferentes a aquellas de la primera». Estos aludieron así a lo que los observadores internacionales denunciaron como una «guerra sucia» contra los candidatos de la oposición, y al casi nulo acceso de los opositores para la difusión de su propaganda en los canales de televisión de señal abierta.