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CHEMA ORTÍZ - TEHERÀN Casi cuarenta millones de iraníes, de una población de 63 millones, deciden en las urnas hoy el futuro político de su país y del régimen islámico, en unas elecciones parlamentarias que pueden ser un hito en la transición del actual sistema teocrático a otro civil.

De cumplirse los pronósticos, y si los moderados aperturistas consiguen desbancar de la mayoría parlamentaria a los conservadores de los ayatolás, que la ostentan en la actualidad, sería un paso decisivo para la reforma democrática del régimen.

El Parlamento, que en su sexta legislatura desde la creación de la República Islámica, hace 21 años, tendrá 290 diputados, veinte más que la precedente, es el único medio posible en este país de reducir las prerrogativas del líder, el conservador ayatolá Ali Jamenei.

También puede limitar las potestades del Consejo de Guardianes de la Constitución, un reducido grupo de clérigos musulmanes chiíes de alto rango, que actúa como senado y supervisa la legislación aprobada por el Parlamento, además de a los candidatos en las elecciones nacionales. La nueva Cámara podría así allanar el camino de la apertura, y los moderados, encabezados por el presidente del país, Mohamed Jatamí, tendrían mayores posibilidades de iniciar las reformas.