El líder neonazi Joerg Haider cumplió ayer 50 años.

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GLORIA TORRIJOS - VIENA El anuncio del nacionalista Joerg Haider, jefe del Partido Liberal, de su renuncia a ser canciller federal en esta legislatura y la ambición dejada entrever por Wolfgang Schuessel de hacerse con ese puesto refuerzan las probabilidades de que Austria cuente próximamente con un gobierno de ambas fuerzas.

La primera reunión, en la noche del martes entre los equipos negociadores del Liberal (FPOE) de Haider y del Popular (OEVP) de Schuessel para intentar acordar un programa de gobierno, no podía haber contado con mejor declaración de intenciones antes de su comienzo. Precisamente en el reparto de carteras, aunque ni siquiera a tan alto nivel, fue donde se rompió la pasada semana el frágil equilibrio, logrado tras semanas de negociación, entre el OEVP de Schuessel, actual vicecanciller federal y ministro de Exteriores, y los socialdemócratas (SPOE) del canciller federal en funciones, Viktor Klima.

Poco después de que Schuessel informara ayer a la prensa en Viena de que su partido participará en las conversaciones con el FPOE con el objetivo de elegir al canciller federal, Haider comunicaba su renuncia a ese puesto a los medios de comunicación en la capital de Carintia, Estado federado austriaco del que es jefe de Gobierno y que constituye su feudo.

Desde que en las elecciones del pasado octubre su Partido Popular quedara desbancado de un segundo a un tercer puesto por el Liberal, que registró, por el contrario, un ascenso histórico, Schuessel ha demostrado unas dotes de jugador de póquer que nadie le adjudicaba en un país en el que Haider era hasta ahora el único político hábil. La frialdad con que Schuessel ha jugado sus cartas no sólo ha evitado que su OEVP pase a la oposición, sino también liberarse del yugo que suponía la alianza entre su grupo con el SPOE, que hubiera supuesto un mayor desgaste para los populares tras trece años en el poder con los socialdemócratas.

Su habilidad ha logrado también que pese a ser los populares tan sólo la tercera fuerza, parece que se van a hacer con la cancillería federal y ello sin necesidad de elecciones, de las que, según todos los indicios, exclusivamente Haider se beneficiaría.