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«Los bebés se regalaban como gatitos», afirma uno de los testigos interrogados durante la investigación por el robo de bebés durante la dictadura en la Base Naval de Mar de Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, y que provocó ayer la detención de nueve suboficiales retirados de la Armada argentina.

El diario «Página 12», que adelantó el sábado la noticia, publicó ayer algunos de los testimonios recogidos por la jueza María Servini de Cubría durante las pesquisas. De este modo, un oficial, «de apellido Vera», tenía «la ilusión de que le dieran un chico blanco, pero le quisieron dar uno que era medio negrito», revela uno de los testigos.

«Como no lo quiso, al otro bebé lo hicieron desaparecer. Esto se hizo bastantes veces. Los únicos chiquitos que importaban eran los recién nacidos y si eran blaquitos», recoge el rotativo. Además, «a los más grandes enseguida se los sacaban de encima», según esta fuente.

Esta declaración de uno de los vecinos de los suboficiales que presuntamente robaron hijos de desaparecidos nacidos durante la dictadura, no hace sino sacar a la luz una realidad que, según el diario, era conocida en toda la zona residencial de Las Toninas, donde que los hijos de los militares «eran botín de guerra era un secreto a voces».

La investigación cobra además especial relevancia porque la pista de las pesquisas podría llevar al robo de otros niños, hasta alcanzar los 20, lo que por primera vez podría probar que la sustracción de menores se llevó a cabo de forma sistemática: «Mataban a la madre y distribuían a los bebés entre parejas ligadas a los marinos». «Todos sabíamos que la señora de Policarpo Vázquez (suboficial detenido desde marzo) salía del edificio simulando estar embarazada con una almohada a la altura de la panza», afirma uno de los testigos, citado por el diario.

«Había un enfermero de apellido Romero. Éste ponía la anestesia a los detenidos y luego los tiraba al mar», afirma otro de los vecinos en referencia a Amadeo Romero, uno de los suboficiales detenidos.