Imagen de televisión en la que aparece Vladimir Putin (izquierda) en su visita sorpresa a Chechenia para condecorar a los soldados.

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AGENCIAS - MOSCÚ «Hoy me dirijo a ustedes por última vez como presidente. He reflexionado mucho y con pena. Este último día de este siglo que se acaba, dimito», declaró Yeltsin, de 68 años, en un emotivo discurso televisado. «Encargué al jefe de Estado, Vladimir Putin, que se haga cargo de mis funciones. En tres meses, el pueblo decidirá», añadió el ex jefe de Estado cuyo mandato debía terminar en julio del 2000.

Boris Yeltsin se convierte en el primer jefe de Estado que abandona voluntariamente el poder en la historia de Rusia.
Cedió su cetro a Vladimir Putin, oscuro jefe de los servicios secretos rusos, de cuarenta y siete años de edad, halcón de la guerra en Chechenia, poeta de una Rusia fuerte y orgullosa de serlo. La mayoría de las capitales del mundo compartieron su sorpresa, y felicitaron a Yeltsin por haber sacado a Rusia del comunismo, y pidieron a Putin terminar con la guerra en Chechenia.

El ya presidente de Rusia en funciones, Vladimir Putin, hizo ayer un viaje relámpago a Chechenia, donde la guerra ni siquiera se ha tomado un respiro de Año Nuevo, para condecorar a los soldados que se han destacado en la campaña. Putin, quien viajó acompañado de su esposa, Liudmila, recibió el año 2000 a bordo de un helicóptero militar, donde descorchó una botella de champán quince minutos antes de la medianoche para celebrar la fiesta.

En medio de fuertes medidas de seguridad, Putin se desplazó a Gudermés, ciudad situada a 40 kilómetros al este de Grozni, la capital chechena, donde proseguían los combates entre las unidades federales y la guerrilla separatista, aunque con menor intensidad que en días anteriores. «Vuestra principal tarea es poner fin a la desintegración de Rusia», dijo a los militares el flamante presidente un funciones en una sencilla ceremonia transmitida en directo por la televisión, que interrumpió su programación de Año Nuevo.