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El primer ministro francés, Lionel Jospin, emplazó ayer a los representantes de todas las familias políticas corsas a trazar de forma consensuada propuestas sobre el futuro de la isla, antes de una nueva reunión en febrero o marzo del 2000. Jospin se congratuló de que se haya «abierto un proceso» con la histórica reunión de más de tres horas celebrada ayer en Matignon (sede del primer ministro) con 27 legisladores y líderes de Córcega, incluidos los nacionalistas.

«La próxima etapa será el trabajo que deben efectuar los representantes presentes en esta reunión», subrayó Jospin, que destacó las divergencias expresadas por sus interlocutores sobre las vías de solución del conflicto corso.

«Les he dicho claramente que el Estado condena y combate la violencia y que seguirá haciéndolo», indicó el jefe del Gobierno francés.
Pese a que Jospin condicionó el pasado septiembre un eventual diálogo sobre la evolución del estatuto de Córcega a una condena explícita de la violencia, ayer conversó en la misma mesa con algunos líderes nacionalistas que no han cumplido esa premisa. Entre sus interlocutores estaban Paul Quastana y Jean Guy Talamoni, dirigentes de la coalición nacionalista Corsica Nazione, dominada por A Cuncolta Indipendentista, brazo político del FLNC-Canal Histórico, principal grupo terrorista corso con ánimos separatistas.

«Todos hemos coincidido en la necesidad de continuar con el proceso abierto hoy (ayer)», indicó el primer ministro socialista, quien destacó que «el Gobierno necesita que los electos de Córcega asuman sus responsabilidades y trabajen juntos». Explicó que en la reunión de ayer se abordó un amplio abanico de cuestiones, como una reforma del estatuto de Córcega, reivindicación «expresada por algunos y rechazada por otros», apostilló. Al término de la reunión, el líder nacionalista Talamoni instó «solemnemente» a los corsos a «comprometerse con determinación en el nuevo proceso» propuesto por Jospin.