Rusia suspendió ayer los bombardeos sobre Grozni hasta la
medianoche de hoy para permitir la salida de los civiles chechenos,
al tiempo que aludió a un arreglo pacífico al conflicto y a un
futuro «estatus de autonomía» para Chechenia.
La presión internacional ha obligado a Rusia a posponer el
escalofriante ultimátum lanzado a los civiles de Grozni, la mayoría
mujeres, niños y ancianos, según el cual a partir de ayer, todo
aquel que no hubiera escapado de la capital sería considerado
terrorista y por tanto aniquilado.
El mando federal ruso en el Cáucaso Norte ordenó suspender los
ataques aéreos sobre la capital de la república secesionista
durante día y medio para permitir la salida de los civiles que
quieran o puedan abandonar la capital chechena. Sólo sobrevolaron
la ciudad aviones y helicópteros que dejaron caer octavillas en las
que se pidió a los no combatientes que abandonen Grozni y a los
guerrilleros que depongan las armas.
Putin ordenó al ministro de Situaciones de Emergencia, Serguéi
Shoigu, organizar la salida de los no combatientes hacia zonas
seguras, para lo que viajó al Cáucaso, donde reiteró su disposición
a dialogar con los dirigentes chechenes para facilitar la
operación. Desde por la mañana funcionaron dos «corredores
provisionales» desde Grozni hasta la localidad de Alján-Yurt (a 3
kilómetros de la capital y camino de la frontera con Ingushetia),
adonde llegó una columna de 8 camiones y 5 autobuses para el
traslado.
El ministro afirmó que trató sin éxito de ponerse en contacto
con el presidente chechén, Aslán Masjádov, y destacó que el
Gobierno ruso está cumpliendo sus compromisos para facilitar la
huida a los habitantes de Grozni.
Los bombardeos se detuvieron en Grozni pero no en otros puntos
del territorio.
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