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EFE - HELSINKI La Unión Europea dio ayer un gran salto cualitativo en su política de ampliación al designar a Turquía como candidato, pero tuvo que enviar a Javier Solana a Ankara para vencer las dudas turcas sobre las condiciones que acompañan la decisión. El primer ministro finlandés y presidente de turno de la Unión Europea, Paavo Lipponen, anunció el acuerdo para reconocer la candidatura de Turquía a mediodía, después de que Grecia levantara sus reservas a la decisión.

Poco después, Solana, el representante para la política exterior de la UE, salió hacia Ankara, mientras fuentes diplomáticas aseguraban que existían «dificultades» con el Gobierno turco. La ministra de Exteriores finlandesa, Tarja Halonen, aseguró en rueda de prensa que «no debe haber malentendidos», porque Solana «no va a negociar, va a explicar lo que hemos decidido». Más tarde, el primer ministro finlandés, Paavo Lipponen, explicó que se decidió el viaje de Solana «debido a la importancia» del tema y «a los varios problemas» y su complejidad.

Solana dijo que estaba seguro de «que van a entender perfectamente lo que está en juego, que es mucho para todos», y añadió que prefiere viajar para exponer el acuerdo porque hay cosas que son difíciles de explicar por carta. Según el borrador, los Quince recuerdan, primero, a todos los candidatos a la adhesión, incluida Turquía, la exigencia de resolver bilateralmente las disputas territoriales con los países vecinos, antes de que puedan entablar las negociaciones de adhesión con la UE.