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El Gobierno paraguayo ha tomado muy en serio las noticias sobre el presunto retorno del ex general golpista Lino Oviedo y puso ayer en alerta a las fuerzas de seguridad, a fin de detenerlo y enviarlo a la cárcel, según fuentes oficiales. El Ejército y la Policía decretaron el acuertelamiento de todos sus efectivos como medida preventiva ante el temor a un nuevo golpe de Estado. La actitud del Poder Ejecutivo ha recibido el respaldo de la Justicia, que ha emitido una nueva orden de captura internacional contra el otrora hombre fuerte del Ejército paraguayo, que tiene pendiente de cumplimiento una condena de diez años de prisión por una intentona golpista protagonizada en 1996.

La medida fue dictada por el juez Jorge Bogarín, quien tiene a su cargo dos procesos criminales contra Oviedo. En una de las causas está acusado de haber planeado y financiado el asesinato del vicepresidente paraguayo, Luis María Argaña, el 23 de marzo pasado, y en otra de ser uno de los autores morales de la matanza de siete jóvenes manifestantes, el 26 de marzo último.

La orden de Bogarín fue remitida a las oficinas de la Interpol (Organización Internacional de Policía Criminal) en Brasil y Uruguay, países que fueron referidos como posibles destinos del ex general.

Un oficio del mismo juzgado fue remitido al presidente del Congreso y jefe de Estado en funciones, Juan Carlos Galaverna, para que confirme «con carácter urgente» las noticias procedentes de Buenos Aires que hablan de que Oviedo ha renunciado al asilo político que gozaba en Argentina para retornar a su país. En ese sentido, Galaverna dijo a la prensa que no tiene una «información exacta» del paradero de Oviedo, aunque adelantó que si «está en territorio paraguayo se le apresará».