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AFR/EFE La guerra que estalló en la Unión Europea a raíz del llamado «mal de las vacas locas» volvió ayer reabrirse al vetar Francia la entrada de carne británica en su territorio. El ministro portavoz del Gobierno francés, Daniel Vaillant, afirmó ayer que «por el momento» no se dan las condiciones para que Francia levante el embargo sobre la carne de vacuno británica.

Vaillant declaró a la salida del Consejo de Ministros que sigue habiendo «problemas sobre los productos derivados» y sobre la identificación del origen de la carne, que no permiten garantizar la seguridad de los consumidores. «Francia está dispuesta a una salida de la crisis, pero no en detrimento de la salud de los consumidores», explicó. París se negó a levantar el embargo después de que la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos (AFSSA) advirtiera el pasado 30 de septiembre de los riesgos de la carne británica porque, dijo, el Reino Unido no ha controlado la epidemia de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), conocida como enfermedad de las «vacas locas».

La AFSSA recordaba en su informe que las mismas autoridades británicas admitían que este año se registrarán más de 3.000 casos de «vacas locas». En Francia, se han detectado 24 casos de animales enfermos de EEB en lo que va de año en una cabaña de 21 millones de cabezas de ganado. El portavoz del Ejecutivo subrayó que se necesitan certidumbres» sobre la exclusión de cualquier riesgo.

El primer ministro británico, Tony Blair, afirmó ayer, tras conocer la posición de París, que si los franceses no eran «razonables» y mantenían su negativa a levantar el embargo sobre la carne de vacuno británica, Londres demandará judicialmente a París.