Un estudiante iraní, con la cara cubierta durante las nuevas protestas habidas en Teherán.

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FRANCE PRESS - TEHERÀN Irán ha entrado en una grave crisis política después de que los enfrentamientos entre estudiantes y policía del viernes y el jueves pasado causaran al menos tres muertos, según los medios de comunicación, y llevaran a la dimisión del ministro de la Educación Superior, Mostafá Moin, próximo al presidente reformista, Mohamed Jatamí.

El Consejo Nacional de Seguridad, la más alta instancia en materia de seguridad interior y exterior del país, se reunió ayer tras ser convocado por el presidente Jatamí para examinar la crisis abierta por la violencia desatada en el campus de la Universidad de Amirabad, al norte de Teherán. Los enfrentamientos comenzaron el pasado jueves por la noche, después de una concentración de estudiantes que se manifestaban a favor de la libertad de expresión, contra la nueva ley de prensa que debate actualmente el Parlamento y contra el cierre del periódico «Salam», partidario de Jatamí.

Los estudiantes son uno de los estamentos sociales más fieles al presidente reformista, pero la lentitud de las reformas, agravada por la pasividad del sistema y la obstrucción sistemática de los conservadores, no hace más que acentuar su impaciencia. Además, esta postura ha convertido a los estudiantes en objetivos privilegiados de las milicias integristas o de los elementos más radicales del régimen islámico.

La calma regresó ayer al campus, después de que se retiraran las fuerzas antidisturbios al amanecer. No obstante, en el centro de la capital, varios miles de estudiantes volvieron a concentrarse para denunciar la actuación policial.

Aunque no se ha hecho pública ninguna cifra oficial, varios periódicos iraníes informaron de la existencia de tres muertos como resultado de las protestas. El Ministerio de Educación Superior se refirió ya el viernes a un número indeterminado de heridos entre los estudiantes, e informó de cientos de detenciones.

Los estudiantes explicaron que habían sido «golpeados como si estuvieran locos». «En plena noche, los policías rompieron las puertas de las habitaciones de los estudiantes mientras dormían para lanzar gases lacrimógenas», explicó detalladamente un estudiante.