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La ministra francesa del Empleo, Martine Aubry anunció ayer el aplazamiento de la obligatoriedad de las 35 horas de trabajo semanales, desde enero próximo como estaba inicialmente previsto al 2001.

En una entrevista al diario «Le Monde», la ministra defendió que «el año 2000 sea un periodo de adaptación para confortar y amplificar la negociación». Tras insistir en que «la segunda ley se apoyará en los acuerdos y en la concertación», explicó que formalmente «para las empresas de más de 20 trabajadores, la duración legal bajará a 35 horas el uno de enero del 2000 y se aplicará un régimen transitorio de horas extraordinarias hasta el uno de enero del 2001», mientras que para las más pequeñas todo ocurrirá dos años después.

Ese régimen transitorio consistirá en la posibilidad de recurrir durante el año próximo a las horas extraordinarias, de forma que las ciento treinta primeras podrán ser retribuidas en forma de salario y no sólo compensadas con reposo, como tendrán que serlo más adelante. La responsable de Empleo negó que este retraso fuese una concesión a la patronal y lo argumentó diciendo que «la aplicación inmediata de una prima del 25% por las horas extraordinarias y el contingente de 130 horas desde la trigésimo quinta hora de trabajo en una semana» pondría problemas a las empresas y «bloquearía la negociación».