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Los desórdenes protagonizados en Alemania por los kurdos, que protestaban por la detención de su líder Abdalá Ocalan, ha hecho resurgir la posibilidad de que sean expulsados del país los responsables de los incidentes.

Los dos principales partidos de la oposición, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su ala bávara la Unión Cristianosocial (CSU), han pedido una reforma de la ley que extranjería que permita la expulsión del país de quien sea condenado a un año de cárcel.

Hasta ahora, sólo pueden ser expulsados los extranjeros con penas de al menos tres años de prisión, siempre y cuando no corran el riesgo de ser torturados o condenados a muerte en el país al que sean repatriados.

«Quien se comporte de manera violenta y sea condenado a un año de cárcel tiene que salir del país», dijo ayer el jefe de la CDU en el estado federado de Westfalia, Juergen Ruettgers.

El ministro del Interior del estado federado de Baviera, Guenter Beckstein, perteneciente a la CSU, consideró incluso que la perturbación de la paz pública debería ser una razón de expulsión sin necesidad de sentencia judicial alguna.

Por su parte la oposición griega, desde la derecha a los comunistas, reclamó ayer la dimisión del primer ministro, Costas Simitis, al estimar que la dimisión de tres ministros clave tras el caso Ocalan no es «suficiente».