Un policía serbio vigila la mezquita donde aparecieron los cadáveres de los 45 albaneses.

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Se trata «de indicar muy claramente al presidente Milosevic que el embajador Walker tiene que ser autorizado para continuar su trabajo», indicó Albright a la prensa.

La responsable de la diplomacia norteamericana afirmó que había dedicado parte de la noche a hablar con sus homólogos europeos y que hay un «apoyo unánime» en el seno de la Organización para la seguridad y la cooperación en Europa (OSCE) y en medios de la Alianza para provocar la anulación de la orden de expulsión de William Walker.

«Lo principal es que el presidente Milosevic entienda el mensaje de que las acciones llevadas a cabo en Kosovo y que las atrocidades cometidas deben ser objeto de una investigación por parte del Tribunal encargado de los crímenes de guerra o de otro organismo independiente», afirmó.

Por su parte, la OTAN envió ayer a Belgrado a sus dos más altos responsables después de que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, lanzara un órdago a la comunidad internacional al declarar «persona non grata» al jefe de los observadores de la OSCE, William Walker, y prohibiendo el acceso a Kosovo de la fiscal del Tribunal Penal Internacional, Louise Arbour.

En lo que puede interpretarse como una nueva maniobra de distracción del presidente yugoslavo, la agencia oficial Tanjug anunciaba ayer por la tarde que Belgrado acepta ampliar 24 horas la estancia de Walker en la provincia.