TW
0
CATHERINE MARCIANO - PARÍS La impresión de facilidad y de nueva libertad que respirará el turista, a éstos les espera una relativamente importante ventaja: el fin de las comisiones de cambio. Actualmente, un viajero que atraviese los 15 países de la Comunidad empezando en París, con 1.000 francos (alrededor de 25.000 pesetas) en el bolsillo, vuelve a su lugar de inicio con 500 francos sin haber consumido nada, excepto facturas de cambio de divisas.

En enero de 1999, la comisión de cambio desaparecerá en el interior de la zona euro ya que las monedas nacionales serán expresiones de una divisa única. Pero atención: las oficinas de cambio seguirán cobrando tasas por sus servicios hasta el 2002, fecha en que el euro será una moneda contante y sonante (en forma de siete billetes y ocho monedas).

Un estudio de la Organización Mundial de Turismo señala, pese a todo, que la existencia de tipos de cambio sólo influencia marginalmente a los turistas. En cambio, todos los profesionales del turismo están de acuerdo en señalar que la moneda única europea conllevará una batalla de tarifas y de calidad de prestaciones, estimulando así los desplazamientos.

«El euro permitirá a los viajeros comparar los precios en un mercado más transparente y competitivo», resume la Federación Europea de Agentes de Viaje y Tour-operadores (ECTAA). La compañía aérea alemana Lufthansa ya anunció a las agencias de viajes un descenso de las comisiones, con el argumento precisamente de que la introducción del euro significará una presión más sobre los transportistas.