Puigdemont, en el Parlamento Europeo. | Reuters - JULIEN WARNAND

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El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha defendido este martes posibles pactos en ayuntamientos con quién respete la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, en la que ve «una línea roja para delimitar con quién te puedes entender y con quién no».

Así lo ha manifestado en un apunte en Twitter recogido por Europa Press a raíz de la polémica sobre si Junts prestará finalmente su votos en Ripoll (Girona) para que se pueda configurar un gobierno conformado por ERC, PSC y CUP que desbanque a Aliança Catalana, partido ganador de las elecciones del 28M en esta localidad catalana con un discurso antiinmigración. «Tal vez que en el momento de pactar se empiece por aquí: por ratificar y respetar la Carta. La Europa en la que quiero vivir es la de estos derechos fundamentales. Todos, no sólo el que protege el derecho a la seguridad o la propiedad privada», ha recalcado.

Así, ha pedido que también se debe respetar artículos como el 21, que prohíbe «toda discriminación ejercida por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos o sociales, características genéticas, lengua, religión o convicciones, opiniones políticas o de cualquier otro tipo, pertenencia a una minoría nacional, patrimonio, nacimiento, discapacidad, edad u orientación sexual».

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«Los Ayuntamientos tienen una responsabilidad esencial en la difusión y protección de estos principios. Hablar con sus ciudadanos sobre lo que representan estos derechos y exigir su respeto me parece una función cada día más prioritaria», ha añadido.

En su opinión, ningún modelo de vida que amenace derechos fundamentales es tolerable y ha pedido combatirlo en el marco de estos mismos derechos: «Es difícil y a veces cargado de contradicciones, pero la única alternativa a esto es el infierno».

Según Puigdemont, gracias a la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE se han abierto cuestiones útiles para la defensa de Cataluña y para poder afrontar cuestiones como las «vulneraciones» de los derechos lingüísticos. «Las escuelas enseñan pero la calle también educa. Velar por la seguridad y la convivencia es velar por los derechos fundamentales, como es velar para que cada uno pueda profesar sus creencias», ha zanjado.