Patricia Guasp, candidata de Ciudadanos al Parlament balear. | Pilar Pellicer

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Patricia Guasp (Palma, 1977) es la candidata de Ciudadanos al Parlament balear en las elecciones autonómicas que se celebrarán el próximo 28 de mayo. Aunque las encuestas auguran que la formación naranja no tendrá representación, ella está convencida de que no será así; es más, asegura que tendrá la llave del próximo Govern y tiene muy claros cuáles serán las condiciones sine qua non para pactar.

Las encuestas señalan que Ciudadanos dejará de tener representación en el Parlament.
—Yo estoy convencidísima de que Ciudadanos va a ser clave en el próximo Govern porque los ciudadanos de Baleares saben que no pueden votar a uno de los bloques. El de la derecha solo gobernaría para los suyos; y si se revalida este pacto de retroceso sería muy malo para las Islas. Por tanto, Cs tiene que estar en el próximo gobierno para que no haya extremistas y sea para todos.

Tiene claro que van a ser claves, ¿también a quién va a dar su apoyo?
—Tengo muy claro que no estaría en un gobierno ni con Vox, ni con Podemos, ni los nacionalistas. El liberalismo no puede tener cabida en un gobierno con extremistas, que no quieren la igualdad para todos.

¿Qué le hace pensar que Cs va a mantener la representación? ¿Tienen encuestas internas?
—Sí, tenemos encuestas internas. Yo creo que las encuestas que se publican solo benefician al bipartidismo. Yo estoy mucho en la calle y veo como el proyecto de Cs gusta mucho; todas las entidades con las que nos reunimos nos dicen que somos muy necesarios. En Palma, que es muy importante que haya un cambio de gobierno, vamos a ser decisivos. Por los nervios de algunos también se intuye que así será.

¿Cuántos diputados le dan esas encuestas?
—No me marco el número de diputados que vamos a tener, lo importante es que el voto a Cs vale por diez porque nosotros podemos declinar esa balanza y romper con los bloques.

¿Se siente más próxima al PSIB o al PP?
—Nosotros defendemos la igualdad de oportunidades, el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. Por tanto, yo sólo podría estar en un gobierno que me garantizase que estos tres pilares se llevasen a cabo.

¿Cuál es su propuesta estrella?
—Las familias son nuestro eje vertebrador. Las clases medias han sido las grandes asfixiadas por parte de los gobierno de Armengol y Sánchez; ya no existen. Por eso, ponemos el foco en un paquete enorme de medidas para devolverles su dinero, su esfuerzo y su tiempo con medidas de conciliación. El plan de Cs es el más ambicioso de España, con unos 25.000 euros por hijo.

¿A qué se refiere?
—Es un paquete de deducciones fiscales y medidas de conciliación, que de media es de 25.000 euros por hijo. Hay una beca infantil para que la familia elija a qué guardería de 0 a 3 quiere llevar a sus hijos, tanto públicas como privadas; una deducción en el IRPF de todos los gastos de la familia en transporte y comedor escolar para la concertada y la pública; y el 100 % de desgravación del IRPF de las actividades extraescolares. También habría una bajada del tipo del IRPF del 10 %, que sería de una media de 1.500 euros por hijo a partir del segundo y del primero si son monoparentales. Las ayudas de este pacto de retroceso no han llegado a las clases medias, que son las que pagan.

¿De dónde sacarán ese dinero?
—Una condición sine qua non en cualquier pacto será que en los 100 primeros días de gobierno se tendrá que hacer una auditoria externa de la Airef para decir qué líneas programáticas y de presupuesto funcionan en el Govern y cuales no. Así, sabríamos qué gasto superfluo existe en la administración pública; hay que eliminar duplicidades y las políticas que no funcionan. Si hay una racionalización del gasto público se puede aliviar a las familias y a los autónomos.

¿Propone eliminar entes duplicados y plazas de funcionarios?
—Lo primero sería eliminar entes duplicados, como la Agència d'Estratègia Turística de les Illes Balears (AETIB), ahora mismo no tiene prácticamente funciones y cuenta con un presupuesto desorbitado: más de 15 millones al año. La competencia de la promoción turística ha pasado a los consells insulares y hay muchas duplicidades con ellos y dentro del mismo Govern. Además, hay que reducir cargos públicos: un director general puede ser el gerente del ente o la empresa pública que tiene aparejada. El Govern está muy sobredimensionado, no hacen falta tantos asesores ni cargos de confianza porque no redunda en una mejora de los servicios a los ciudadanos, sino en más propaganda partidista desde el propio Ejecutivo. Hay más ingresos que nunca y eso no ha repercutido en ese alivio fiscal, como sí han hecho otros presidentes socialistas. La señora Armengol no lo ha aplicado aquí porque está un poco rehén de estos socios intervencionistas que tiene y los que más lo han sufrido han sido los autónomos y las familias de clase media.

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La vivienda es uno de los principales problemas de los ciudadanos de Baleares, ¿qué plantean?
—Tenemos un plan de choque de 30 medidas porque la falta de viviendas y el alza de precios se debe a muchos factores. Tenemos medidas para fomentar el alquiler, pero no caemos en las medidas intervencionistas de topar precios o expropiar, lo hacemos vía incentivos fiscales a los propietarios. Se podrán deducir el 95 % de los ingresos si ponen la vivienda en un programa de la administración para alquiler social; si arriendan a jóvenes de hasta 35 años, la deducción es del 80 %. A esos propietarios les compensará mucho poner en alquiler sus vivienda. También daremos más seguridad y avales. Por otra parte, hay que construir vivienda de alquiler mediante la colaboración público-privada y vivienda social para alquiler; nosotros haremos vivienda social para alquiler pero con financiación pública y promoción privada, que es lo que hacen en Holanda, Dinamarca, etc. Sólo en Viena hay más vivienda social que en toda España.

Si tienen que pactar, ¿habrá algún requisito en materia de lengua?
—Sí, no estaremos en un Govern que quiera mantener el catalán como requisito y no como mérito. En el ámbito educativo me sentí muy sola con la ley balear de Educación que se aprobó en febrero de 2022 porque vimos a un PP de perfil y Vox exhibió el currículum de la inutilidad, se fue y no puso enmiendas. El camino más difícil es poner 130 enmiendas, como hice yo, pero teníamos muy claro que el castellano tenía que seguir siendo lengua vehicular y esta ley lo excluye. Además, en su articulado, por culpa del decreto de mínimos que viene del PP, blinda por ley que al menos el 50 % del horario lectivo de los centros educativos tiene que ser en catalán, por lo que deja al centro que puedan imponer el 95 % el catalán y un 5 % el castellano. Esto es una aberración enorme y es el momento más duro que he vivido estos cuatro años en política. Una de las primeras cosas que haría sería derogar el modelo lingüístico de la ley educativa. También va en detrimento del inglés; nosotros defendemos un modelo trilingüe.

Tiene claro cuáles serán las primeras cosas que haría, ¿si pacta estarán dentro del Govern?
—El pacto tendría que ser garantizando la derogación de la moratoria de plazas turística, de parte de la ley educativa, haciendo la auditoria y que hubiese unas garantías de progreso social. Yo no apoyaría un gobierno negacionista del cambio climático, ni de la violencia machista. Si se cumplen nuestros requisitos, podríamos apoyar desde dentro o desde fuera.

¿Puede seguir creciendo turísticamente Baleares?
—Hay que repensar el modelo turístico junto a toda la sociedad balear, partiendo de la base de que es nuestro principal motor y debemos mimar el modelo turístico. Nosotros queremos un modelo basado en la triple 's': sostenibilidad económica, sostenibilidad social y sostenibilidad medioambiental. Ninguna de estas tres patas puede fallar, ni imponerse a otra, que es lo que está pasando ahora con este pacto de retroceso. Ellos están supeditando el desarrollo económico al ecoatoritarismo. Tampoco estoy de acuerdo en los mensajes turismofóbicos. Si hay una sensación de saturación debemos abordarla con todo el sector. Lo que no pueden ser es que, después de ocho años gobernando, digan que ahora van a hacer cosas. No han gestionado bien los flujos, no han mejorado la oferta complementaria y no han planificado una mejora de la saturación en Mallorca; parece que no quieren arreglar la saturación a propósito para poder lanzar un mensaje contra el turismo. Respecto a los taxis, hay muchos problemas para conseguir uno; por eso, queremos abrir el debate consensuado de la implantación de las VTC en Palma y en algunos otros municipios.

¿Cuál es su modelo de movilidad?
—Pasa por un plan integral de movilidad coordinado porque cada institución va por su lado. Nosotros estamos a favor del carril Bus-VAO, pero en la medianera añadiendo otro carril. Queremos ampliar el tren hasta Alcúdia y hasta que no esté el tramo que falta desde sa Pobla, buses lanzadera gratuitos. También es fundamental mejorar las frecuencias. Queremos poner un billete único que durante dos horas sólo pagues una vez y un billete único que sirva para todas las Islas.

¿Baleares está bien financiada?
—El sistema de financiación autonómica lleva obsoleto desde 2014 y como PSOE y PP sólo se ponen de acuerdo para estas cosas han pactado no tocarlo hasta después de las elecciones. Este es un ejemplo por el que no quiero el bipartidismo. Tiene que haber un sistema más justo y equitativo, que tenga en cuenta la población flotante, el crecimiento demográfico exponencial de Baleares y que el valor de la insularidad cuente más. Por otra parte, está el REB que nosotros queríamos que fuese más allá y que los sectores estratégicos de Baleares tuviesen un IVA reducido como Canarias. El plus de insularidad es mi batalla absoluta.

Baleares tiene un problema para encontrar personal.
—Esto si que es un problema gordo porque el plus de insularidad para Baleares ronda entre los 50 y los 97 euros al mes, que no compensa a un empleado público destinado en Cuenca venirse al Archipiélago balear porque con los precios tan altos de alquiler y la cesta de la compra, no es atractivo. Además, en las Islas menores es muy poco más; en Canarias es de 700-800 euros, el doble.

La sanidad es otro de los caballos de batalla.
—Necesitamos una ley de armonización sanitaria a nivel nacional. No puede ser que la calidad sanitaria dependa del código postal. En Menorca no ha habido cribado del cáncer de colon hasta hace unos meses porque llevamos tres años desde Cs exigiéndolo. Necesitamos la tarjeta sanitaria única y que no se haga la competencia de captación de médicos entre comunidades. Baleares es la tercera comunidad que menos invierte en Atención Primaria, tenemos unos PACs absolutamente desmantelados, no hay pediatras suficientes; faltan 350 médicos de familia y 400 especialistas. Hay que mejorar la planificación y la gestión porque está siendo mala; se está burocratizando demasiado a los profesionales sanitarios.

Si Cs no consigue representación el 28M, ¿seguirá como portavoz nacional de Cs?
—No, en absoluto. El 29 de mayo seguiré como portavoz nacional y líder política del partidos; esto es un proyecto a medio y largo plazo de afianzar el centro liberal en nuestro país. La transformación de España la vamos a empezar desde los municipios y las comunidades, pero debemos seguir trabajando para romper esos dos bloques.

Si consigue representación, ¿se queda en Baleares o en diciembre daría el salto a una candidatura nacional?
—Yo soy del Atlético de Madrid y voy partido a partido como dice mi líder 'cholista'. Quiero pensar en estas elecciones, que son lo más importante. Aunque nuestro objetivo principal es transformar España, somos conscientes de que tenemos que hacer esa transformación desde los municipios. Quiero ser cauta, partido a partido, todo eso se decidirá con el tiempo; pero yo siempre voy a defender los intereses de Baleares.