Neus Truyol es la candidata de Més al Ajuntament de Palma. | Jaume Morey

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Neus Truyol (Palma, 1978) es la candidata de Més Estiman Palma a Cort en las elecciones municipales del próximo 28 de mayo. Ella se ve como alcaldesa de Ciutat. Aunque es la primera vez que lidera la lista de los ecosoberanistas, lleva ocho años gestionando en el Consistorio palmesano. Reconoce que las dificultades para acceder a la vivienda se han incrementado en estas dos legislaturas de gobierno de izquierda y, por eso, su primera medida será sobre esta temática: realizar los trámites para limitar el precio del alquiler, cuando la ley estatal se apruebe.

¿Se ve cómo alcaldesa de Palma?
—Sí, claro. He estado trabajando todos estos años como regidora del equipo de gobierno y he demostrado que soy eficaz, que escucho a los ciudadanos y eso son algunos de los valores que la gente espera de una alcaldesa.

Después de ocho años en el gobierno, ¿qué hay que cambiar en Palma y no han podido hacer en este tiempo?
—Uno de los retos más importantes que tenemos es la vivienda. Hay muchas familias y personas que tienen que buscar otras alternativas en otros municipios y necesitamos dar un paso más. Ya hemos hecho políticas en este sentido, como la Oficina Antidesahucios, que ha ayudado a más de 6.000 familias a que no pierdan su casa o la prohibición del alquiler turístico; han sido medidas muy eficientes que ayudan a que la situación no sea tan dramática, pero los precios aún son muy altos y tenemos que limitarlos.

¿Reconoce que acceder a una vivienda en Palma ahora es más difícil que hace ocho años?
—Sí, negarlo sería negar una evidencia porque tenemos unas dinámicas internacionales y pocas competencias a nivel municipal para pode incidir, pero las pocas que tenemos las hemos ejercido.

¿Cree que la próxima legislatura podrán revertir esta tendencia?
—Sí. La vivienda es un derecho constitucional que hemos de garantizar. Por un lado, con la limitación de precios y, por otro, con el incremento de viviendas públicas. Nosotros tenemos una propuesta de invertir 20 millones de euros desde el Ajuntament de Palma para comprar vivienda para que sea pública y, por tanto, a un precio asequible.

Los expertos aseguran que limitar el precio del alquiler reduce la oferta.
—Querría saber en qué se basan porque esta política no se ha hecho nunca aquí y hay otros lugares, como Nueva York o Berlín, que sí se han aplicado y están dando muchos mejores resultados que aquí.

¿A cuánto se tendría que limitar el precio del alquiler en Ciutat?
—No tenemos una cifra concreta, debe ser una cantidad que depende del tipo de vivienda y de los ingresos de las familias; la media es inferior a la española y eso se debe tener en cuenta. Los organismos internacionales hablan de que una familia no debería destinar más del 30 % de sus ingresos a pagar la vivienda. No hemos de basar en estos indicadores para saber cuáles son los precios más adecuados, dependiendo de las barriadas. Deben ser precios razonables.

¿Qué considera precios razonables?
—Depende, algunos serían por 400 euros, pero otros por 500 o por 800 porque a lo mejor son pisos más grandes; pero también debería haber pisos de alquiler por 400 euros, como había hace 20 años.

Si es alcaldesa, ¿cuál será su primera medida?
—Limitar el precio del alquiler.

Pero no depende de usted.
—No, pero está la ley estatal de vivienda que debe regular los mecanismos para declarar una zona tensionada, como es Palma, y después poder articular su limitación.

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Esta ley aún se tiene que aprobar en el Congreso de los Diputados.
—Sí, se debe aprobar.

Además de la vivienda, ¿qué otras prioridades tiene?
—El cambio climático es un aspecto muy importante y tenemos propuestas en diferentes sentidos. Por un lado, hemos de incrementar el verde en la ciudad, tanto generando bosques urbanos como aumentando el arbolado en las calles. Proponemos ampliar aceras para que se pueden sembrar árboles donde ahora no hay o hacer nuevas zonas verdes en el Lluís Sitjar o en el Velódromo. También es muy importante que las viviendas se puedan rehabilitar para que tengan mejor aislamiento y las familias no tengan que pagar una factura eléctrica como la de ahora. Por eso, impulsaremos una oficina para asesorar a la familias a nivel técnico y de asesoramiento, para que puedan encontrar las ayudas públicas necesarias para aislar mejor sus casas. El cambio climático no puede suponer más desigualdades entre las personas que tienen capacidad para pagar estas reformas y las que no.

¿Cree que Palma está limpia?
—Hemos invertido mucho en limpieza. Cuando yo era presidenta de Emaya destinamos más de 30 millones de euros a maquinaria y la renovación de contenedores para que la ciudad estuviera en mejores condiciones de lo que nos encontramos nosotros en 2015, que era un auténtico desastre. Pero también es cierto que la ciudad tiene mucha actividad de calle: por el clima -casi no ha llovido y se debe intensificar la limpieza con agua-, pero tenemos muchos habitantes y muchos turistas. Necesitamos una mejora constante.

Si se tiene que intensificar la limpieza es porque no está lo limpia que debería.
—La limpieza siempre es mejorable, pero eso no significa que la ciudad esté sucia objetivamente, sino que hemos de dar servicios y adaptarnos a las nuevas circunstancias. También hay ciertos comportamientos, de vecinos o turistas, que dejan mucho que desear.

¿Cómo ha recibido su desimputación por los vertidos a la Bahía de Palma?
—Con mucha alegría. Era absolutamente ilógico que nos responsabilizasen a nosotros de un problema que lo único que hicimos fue solucionarlo.

¿Se debe limitar el turismo en Palma?
—Sí, nosotros siempre lo hemos reivindicado. La ciudad no puede estar tan condicionada por unas personas que vienen unos días, sino que debe estar disponible para los que viven todo el año. Esta presión es insostenible. Tanto por los problema que está generando en algunos barrios como el centro Santa Catalina, Son Espanyolet o sÀrenal; como porque está generando un problema sobre cómo distribuimos los recursos naturales. Con el cambio climático cada vez lloverá menos y tenemos que ser muy responsables con el agua potable que tenemos. Un turista gasta entre cuatro y diez veces más agua potable que un residente. Al mismo tiempo se deben potenciar otras economías porque la gente de Palma tiene que tener trabajo.

¿De qué se siente más orgullosa de estos ocho años de gobierno?
—De la Oficina Antidesahucios porque las personas que acuden están en una situación muy vulnerable. El Ajuntament ha sido pionero y es un referente a nivel del Estado. También de proyectos que se han hecho con participación ciudadana: la recogida selectiva móvil en el centro, la protección de Es Carnatge, que el Molinar tenga un puerto pequeño o haber parado Ses Fontanelles.

¿Y el mayor error?
—Error no tengo detectado ninguno, aunque hay cosas que mejoraría porque la experiencia te ayuda a mejorar. La carencia que puedo señalar es la lentitud de los procesos, hay proyectos que cuestan mucho tiempo y hay que encontrar la manera de ser más ágiles.

Eso no es un error suyo.
—Pero es un reto que tenemos y no hemos conseguido hacerlo en estos ocho años.

Han sido sonados sus enfrentamientos con Sonia Vivas, ¿está mejor sin ella en Cort?
—No, ni mejor ni peor porque yo hago mi trabajo igualmente. Hay ciertas personas que tienen aptitudes que no son positivas para la ciudad teniendo una responsabilidad pública, pero es una persona de otro partido.

Las encuestas hablan de un cambio de gobierno, ¿qué palpa usted en la calle?
—Muy positiva. Llevamos ocho años gobernando pero aún tenemos propuestas para seguir gobernando porque queremos ir más allá con nuestros objetivos de la vivienda, el cambio climático y de mejorar los barrios. La percepción que tengo es que la gente tiene ganas de ir a votar para seguir mejorando esta ciudad. Si es posible que gobierne la derecha lo sabremos la noche de las elecciones pero cada vez hay más gente que es consciente de que sus propuestas son de retroceso, de hacer un viaja al pasado que nadie quiere.