Pablo Iglesias, posando para una imagen de su campaña electoral. | Podemos

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Ha elegido Baleares para su primer mitin de campaña. Será esta este sábado a las 11.30 en el Palacio de Congresos. Este jueves atendió a Ultima Hora.

Participó usted en Mallorca en 2013 en algo poco frecuente: una manifestación que sacó 100.000 personas a la calle.
—Fue un día hermoso y fue especial vivirlo con Laura Camargo, que es una gran compañera. Aquel día saludé en Palma a Quim Arrufat.

Camargo está algo alejada de Podemos. ¿Queda algo del Podemos que vino tras el 15-M?
—Quedan millones de personas que votan, que siguen apoyando a Podemos a pesar de las cloacas y de todo los golpes que hemos sufrido. Y queda un capital político muy importante de una fuerza política que no se vende.

¿Son sus últimas elecciones como candidato?
—Me gustaría que mi carrera política acabara después de gobernar. En cualquier caso, como siempre, después de las elecciones, habrá que evaluar los resultados. Pero todavía me queda mecha, soy el candidato que menos tiempo lleva en política, y me gustaría que mi paso por las instituciones terminara después de gobernar.

El PSOE presenta a Podemos como el que hizo imposible el Gobierno progresista.
—La gente ha visto con claridad quién trabajó con honestidad por un acuerdo y quién puso excusas y mareó la perdiz mientras le pedía el apoyo a la derecha. La gente no es idiota y ha visto lo que ha ocurrido. Y eso no da una buena posición de partida.

¿Cree que el PSOE pactará antes con el PP y Cs que con ustedes?
—No es que lo crea yo, es que eso viene ocurriendo desde 2015. En ese año, Podemos e IU tuvimos más de 6 millones de votos y el PSOE decidió pactar con Ciudadanos. En 2016, otra vez. Ojo, Pedro Sánchez quería ir a terceras elecciones. Después del 28 de abril, había números para un gobierno de coalición y nuevamente el PSOE lo que ha hecho es poner excusas para no pactar con nosotros y pedirle el apoyo a la derecha.

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Pero el acuerdo entre PSOE y Podemos sí ha sido posible en las comunidades autónomas.
—Efectivamente, y mucha gente se pregunta por qué. La diferencia solo es una: Pedro Sánchez, que ha demostrado que es una persona que no entiende el multipartidismo y que está dispuesto a hacer lo que sea para no compartir el poder, en contra del mandato que ha dado la gente en las urnas, que no ha dado mayoría absoluta a ningún partido y nos ha ordenado que nos pongamos de acuerdo.

¿Si tampoco les quiere Sánchez?
—Si Unidas Podemos está en el próximo Gobierno no va a ser porque quiera Pedro Sánchez sino porque lo quieran los españoles; porque el gobierno no es de Sánchez sino de los españoles.

Aquí, en Baleares, tienen la vicepresidencia. Y no parece que eso le quite el sueño a la presidenta Armengol. ¿Qué mensaje le encargaría que diera a Sánchez?
—Dios me libre de decirle a Francina Armengol lo que tiene que decirle a Pedro Sánchez. Pero, en todo caso, yo le sugeriría que le traslade una evidencia; que ella no tiene dos gobiernos en uno y no tiene un gobierno incoherente. Preside un gobierno de coalición como los que son normales en la mayoría de los países de Europa. La forma en la que Pedro Sánchez habla del gobierno de coalición, como si fuera una excentricidad, no es propia de un presidente en funciones de un país europeo. Creo que incluye, digamos, un desprecio a la cultura política habitual en todos los territorios de España y en la mayor parte de los países de Europa.

Aunque dijo el otro día que en campaña no quiere hablar mucho de Catalunya y sí de lo que preocupa a la gente, ¿no cree que la situación de Cataluña sí es un problema?
—La crisis territorial es uno de los grandes desafíos que tiene España, por supuesto que sí, pero no se sale de esto haciendo electoralismo e inflamando más la situación para ganar un puñado de votos. Ni se sale escondiéndose detrás de la policía y de los jueces. Se sale con diálogo, con empatía, con mano izquierda, con mucha inteligencia política y sentándose a dialogar. Hemos propuesto una mesa de partidos donde nos sentemos a hablar y donde todos tendremos que ceder para buscar una solución. Lo que no tiene sentido es no cogerle el teléfono a Torra y usar Cataluña como excusa.

¿Qué le dice a la gente que votó a la izquierda y que ha perdido las ganas de votar el 10-N?
—Que costó muchísimo conseguir el voto, y que el sentido de repetir las elecciones otra vez es precisamente que la gente que quiere un cambio se frustre, se canse y se quede en casa porque piense que no se puede cambiar nada. Y sí se puede.

¿A quién habrá que culpar si gobierna la derecha?
—Sánchez juega con fuego y con la paciencia de mucha gente forzando otras elecciones por no querer compartir el poder. Es un error histórico. Pero ojo, que si el PSOE gobierna con el PP después de las elecciones, también será un gobierno de derechas. La mejor garantía de que eso no suceda es que Unidas Podemos esté muy fuerte.